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al-baghuz
fin del «Califato»

Las FDS acaban con el último reducto del «califato» del ISIS en Siria

Las FDS anunciaron ayer la derrota en Siria, tras cerca de cinco años de vida, del «califato» del ISIS, que se proclamó el 29 de junio de 2014 y llegó a ocupar un vasto territorio en Irak y Siria. Aun así, alertan de un posible resurgimiento. La guerra contra los yihadistas se ha cobrado la vida de cerca de 11.000 combatientes de las fuerzas kurdo-árabes.

Las kurdo-árabes Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), apoyadas por EEUU, anunciaron el fin del «califato» autoproclamado en 2014 por el Estado Islámico (ISIS) tras conquistar el último reducto del grupo yihadista en el este de Siria. Un hito importante en una guerra que el 15 de marzo cumplió ocho años. Horas antes la Casa Blanca ya había dado por segura la noticia.

No obstante, la coalición internacional que lidera Washington advirtió de que el ISIS preserva su fuerza a pesar de haber perdido todo el territorio que controlaba y «espera el momento adecuado para resurgir». Algunos analistas sostienen que sus brutales videos de ejecuciones seguirán atormentando al mundo durante años y servirán de modelo para seguir sembrando el terror.

La conquista de la totalidad de Al-Baghuz, una localidad sobre el río Éufrates en la provincia de Deir Ezzor, cercana a la frontera con Irak, marcó el fin territorial del ISIS en Siria, después de su derrota en 2017 en el país vecino, que pese a todo continúa siendo caldo de cultivo de yihadistas.

«Las FDS declaran la eliminación total del supuesto califato y una derrota territorial del Estado Islámico del 100%», dijo Mustafa Bali, un portavoz.

Las FSD han sido la principal fuerza implicada en la ofensiva contra el ISIS y han logrado expulsarlos de varias provincias del norte y noreste de Siria, en su mayoría al este del río Éufrates. En los cinco años de ofensiva, reveló Mazloum Kobani, han perdido 11.000 de sus combatientes y otros 21.000 han resultado heridos. Cientos de extranjeros se enrolaron de forma voluntaria en estas milicias. Esta ofensiva ha posibilitado proteger a 5 millones de personas y arrebatarle al ISIS cerca de 52.000 kilómetros cuadrados de terreno, añadió.

Durante la ceremonia oficial en la base de Al-Omer, el comandante en jefe de las fuerzas kurdo-árabes, Mazlum Abdi, aseguró que seguirán combatiendo a las «células durmientes» del ISIS «hasta lograr la victoria completa y su existencia haya sido eliminada», una nueva fase para la que pidió el apoyo de la coalición internacional.

Abdi instó, además, al Gobierno de Damasco a dialogar para reconocer la «especificidad» de las FDS y las estructuras de gobierno generadas en Rojava, ante el temor a perder la autonomía conquistada en cuatro años de combates contra el yihadismo. Buscan, además, protegerse de la amenaza turca.

Organización clandestina

La lucha contra el ISIS era desde hace dos años el principal frente de la guerra en Siria, que desde marzo de 2011 ha causado la muerte de más de 370.000 personas. Las ofensivas en todos los frentes le habían ido infligiendo derrotas y pérdidas territoriales que fueron mermando su control en Siria –como antes en Irak–. Eso le llevó a recaracterizarse como organización clandestina, logrando asestar golpes sangrientos.

En su momento de mayor influencia, en 2014, llegó a controlar en Irak y Siria un territorio equivalente al de Reino Unido, donde impuso un régimen de terror, además de cometer atentados en Turquía, en varios países europeos y en EEUU.

El asalto final contra el Al-Baghuz, el último reducto yihadista, iniciado en febrero, fue la última fase de la ofensiva lanzada en setiembre de 2018, apoyada por EEUU y que se vio frenada en las últimas semanas debido la salida de decenas de miles de personas, entre ellas miles de yihadistas con sus familias.

En las últimas horas, los combatientes de las FDS se habían desplegado en los tejados de la mayoría de los edificios aún en pie de Al-Baghuz, una localidad en ruinas tras de seis meses de bombardeos y combates.

Horas antes de su derrota, el ISIS difundió un vídeo en el que negaba el fin inminente del «califato» y llamaba a sus partidarios a perpetrar ataques contra «los enemigos» en Occidente.