Koldo LANDALUZE
dONOSTIA
Elkarrizketa
JUAN LUIS LANDA
DIBUJANTE DE CÓMIC E ILUSTRADOR

«El esfuerzo que ha requerido ‘Arthus Trivium’ me ha dejado exhausto»

Nacido en Errenteria en 1965, Juan Luis Landa es uno de los ilustradores y dibujantes de cómic más respetados del panorama vasco. Su última apuesta internacional, la tetralogía «Arthus Trivium» para la editorial Glénat, finaliza con «El ejército invisible».

Diez años después de su primera experiencia internacional dentro del cómic con los álbunes “El ciclo de Irati”, publicado inicialmente por la editorial del Estado francés Glénat y más tarde con “El Fuerte”, a cargo de la catalana Norma Editorial, Juan Luis Landa volvió a embarcarse en 2016 en la que, en su día definió para GARA como «una de sus aventuras creativas más ambiciosas», la puesta en marcha de una nueva saga guionizada por el excelente escritor Raule que llevaría por título “Arthus Trivium”. Apadrinadas por la referencial editorial del Estado francés Glénat, esta odisea creativa se inició con “Arthus Trivium. 1-Les anges de Nostradamus” (2016); Arthus Trivium. 2-”Le troisième magicien” (2016) y “Arthus Trivium. 3-La jeune captive” (2017). Ahora, esta serie cierra su periplo con “Arthus Trivium 4: Armée invisible”. Poco antes de que Landa comience una gira de presentación y firmas por diferentes certámenes europeos, ha revelado a GARA las diferentes fases de este proyecto monumental.

En 2016 nos descubrió el entusiasmo con el que se embarcó en esta aventura titulada «Ar-thus Trivium». Ahora, con la publicación del tomo que cierra esta tetralogía, ¿qué emociones alberga?

La verdad es que jamás hubiera imaginado las consecuencias que ha conllevado sacar adelante una obra de estas características. Ahora mismo me encuentro físicamente exhausto. Creativamente me ha aportado muchas cosas positivas, comenzando con el trabajo en común que hemos compartido Raule y yo. Para nosotros ha sido muy satisfactorio ver cómo las diferentes entregas de “Arthus Trivium” se han mantenido durante semanas en el listado de cómics más vendidos en el Estado francés, uno de los mercados más potentes y complejos del planeta. Pero ha sido agotador, me ha obligado a invertir todo mi tiempo en esta obra lo cual, quieras o no, repercute en ti y en tu entorno más cercano.

¿Qué sintió cuando finalizó las últimas viñetas de la cuarta entrega, «El ejército invisible»?

Si te soy sincero, solo alivio. Estaba agotado después de estar días y noches inmerso en un proyecto de reminiscencias vampíricas –sonríe–.  Fue tal la sensación de alegría por llegar al final que apenas tuve tiempo –o no quise dedicar tiempo– para analizar en profundidad y desde una perspectiva creativa el fascinante mundo que habíamos creado Raule y yo. Cuando envié las planchas hace seis meses decidí desconectar por completo de todo esto porque en realidad “Arthus Trivium” no se cierra por completo con este último tomo, podría decirse que hay una ventana entreabierta por la que se cuelan nuevas aventuras pero, ahora mismo no tengo fuerzas para embarcarme en otra apuesta de esta magnitud, a pesar del éxito que ha logrado.

En este impás dedicado a la reflexión, ¿qué encontramos en la agenda más inmediata de Juan Luis Landa?

Lo primero tiempo para dedicarselo a los míos. Eso es algo que he echado mucho de menos durante todo este proceso. Después, ponerme al día con otros proyectos que tenía en cartera y que debido a lo que supuso “Arthus Trivium”, tuve que dejarlos apartados. Por otro lado, este trabajo para Glénat también me ha permitido abrir una nueva vía profesional. Yo siempre me he movido en un mercado reducido como puede ser el de Euskal Herria. Siempre me ha fascinado nuestra historia y mitología y siempre he intentado plasmarla de muy diversa manera. Como primicia te puedo decir que esta colaboración para Glénat se ampliará con un nuevo proyecto muy personal mio. Se trata de una idea que he mantenido en el cajón durante años y que ahora tengo la posibilidad de llevarla a cabo. Solo puedo avanzarte que se trata de una historia cercana a Euskal Herria y que confluye con cuestiones franco-belgas.

¿Qué nos encontramos en la saga «Arthus Trivium»?

Desde las primeras páginas del guion de Raule se asoma el suspense. En este punto me gustaría recordar su gran labor. Raule tiene la gran virtud de expresar lo que quiere plantear en la viñeta, el escenario el ambiente, la interpretación de los personajes... no faltan palabras, ni sobran palabras. En cuanto a la trama en su conjunto, esta arranca cuando Nostradamus recibe en su casa dos figurillas talladas que pertenecieron a sus hijos, un niño y una niña, hijos de un matrimonio anterior y que junto a su madre perecieron a causa de la peste hace ya muchos años. Algo inquietante atemoriza al viejo astrólogo y le hace temer por la vida de su actual familia. La trama poco a poco va ahondando en el misterio mientras a la vez va realizando una ingeniosa presentación de los personajes. Gracias al excelente trabajo de Raule, buena parte del interés de la obra radica en la gran profundidad de unos personajes que han evolucionado constantemente a lo largo de estas primeras cuatro entregas. En “El ejército invisible” asistimos al crepúsculo de un Nostradamus cuya vida está tocando a su fin y debe resolver una serie de cuestiones pendientes que afectan a su pasado y al futuro de la Humanidad. Paralelamente, sus discípulos y su hijo mayor se encuentran en peligro. Todo ello se desarrolla en escenografías de corte ocultista y en una época histórica muy convulsa.

¿Le sedujo la época y un personaje tan rico en posibilidades como Nostradamus?

Sin duda. Siempre me ha gustado recrear la historia. Es una forma de sentirla mientras dibujo. “Arthus Trivium” me permitió retornar al renacimiento después de haberme empapado en él durante la realización de mi novela ilustrada “1512 in memoriam”. Interpretar visualmente la Francia renacentista requirió de un gran trabajo de documentación. Es una época extraordinariamente laboriosa y compleja a la hora de ser dibujada. El renacimiento tiene sus particularidades. Por ejemplo en el vestuario. Algo que me llamó mucho la atención cuando empecé a documentarme fue la rápida evolución que se daba en la indumentaria, tanto civil como militar. En unas pocas décadas variaban las tendencias en las vestimentas a la vez que variaban también dependiendo de la zona geográfica. No era lo mismo la moda en Francia que en Inglaterra, Venecia o Portugal por citar algunos. Controlar todo fue un trabajo de locos.

Por otro lado, y tal y como has dicho, Nostradamus es un personaje histórico poderoso a pesar de las muchas ambigüedades que existen en torno a su vida. Es un personaje lleno de misterio y oscuridad. Al diseñarlo no intenté basarme enteramente en las imágenes que se ven por internet. Por un momento intenté pensar cómo debió ser él en la realidad y en base a eso diseñé su aspecto. Quería incidir sobre todo en su mirada, una mirada penetrante, profunda, e incluso con algún toque de paranoia. Por otro lado, su indumentaria también tenía que ser especial. Elegí ropa de hombre de ciencia de la época pero alterada para darle un cierto aspecto vampiresco.

 

¿Cómo completó su archivo de documentación?

Las fuentes han sido muchas y dada la temática tratada en la obra requería de mucha exactitud. Por un lado, he contado con mi gran archivo fotográfico realizado en diferentes lugares del Estado francés en los que todavía hoy se puede sentir las reminiscencias del renacimiento; luego está mi biblioteca particular. El cine también cuenta con una parte importante a la hora de buscar documentación, sobre todo ese tipo de películas interesantes que destacan por su rigor histórico y por último tuve muy en cuenta el inagotable canal de información de internet. Sacar partido a tanta documentación es un trabajo muy laborioso y que roba mucho tiempo pero que enriquece el trabajo final y eso es algo que el buen aficionado al cómic sabe apreciar.

Obligada referencia a lo que supone el cómic en los países francófonos

En Europa, sobre todo en los países francófonos, se vive el cómic. La historieta llamada franco-belga o bande dessinée es la tradición comiquera más influyente y fuerte de toda Europa. Cuenta con grandes artistas cuyos trabajos recorren el mundo y algunos de sus trabajos incluso es posible verlos en el museo del Louvre. La influencia de la bande dessinée nos llega a todos los que nos dedicamos a esto porque tenemos que mirar obligatoriamente hacia ese gran mercado tan competitivo y abarrotado. Solo el año pasado en el Estado francés se editaron más de 5000 nuevos títulos.

Hacerse un hueco como autor hoy día en esa jungla de viñetas es realmente difícil. A pesar de ello tenemos una nutrida representación de artistas vascos que editan para ese mercado lo cual dice mucho del nivel que existe en Euskal Herria. La nuestra es tierra de artistas, también en el ámbito del cómic, y hay muchos dibujantes jóvenes con gran proyección que están necesitados de oportunidades, porque el artista no solo se nace, también necesita hacerse y eso solo se logra con el trabajo diario. En el Estado francés el cómic, no solo en formato de álbum o novela ilustrada, está muy presente también en revistas, periódicos, publicidad, televisión etc. Eso dice mucho de su alto nivel cultural. Estaría bien que aquí también recuperásemos parte del enorme espacio perdido a nivel de afición durante estas últimas décadas.