Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Historias de fútbol

Racing de Avellaneda campeonó en la Superliga argentina y un hincha llevó la calavera de su «orgulloso» abuelo a la celebración.

«Podría contar historias increíbles sobre su abuelo, Sean Thornton, sin embargo mi garganta está seca»

Michaeleen Oge Flynn

‘‘El hombre tranquilo’’

«Sí, yo sé que ahora hay quienes dicen que fuimos unos hijos de puta por lo que hicimos con el viejo Casale, yo sé. Nunca falta gente así. Pero ahora es fácil decirlo, ahora es fácil. Pero había que estar esos días en Rosario para entender el fato, mi viejo, que hablar al pedo ahora habla cualquiera». Así comienza el mejor cuento de fútbol de todos los tiempos. Eduardo Galeano decía que Maradona llevaba la pelota atada al pie, pero que Messi, en una inverosímil jugarreta darwiniana, la conducía dentro del propio pie. Roberto ‘El Negro’ Fontanarrosa llevaba ese fútbol en su cabeza y en su defensa argumentaba que llegó a la literatura por la puerta de atrás, con los botines embarrados y repitiendo siempre el viejo chiste: «Mi fracaso en el fútbol obedece a dos motivos. Primero: mi pierna derecha. Segundo: mi pierna izquierda». Y así como el futbolista utiliza los pies como herramienta para tirar caños, golpear despejes y trazar pases al infinito verde, el humorista y escritor rosarino, icono de la cultura argentina de las últimas décadas y apasionado del balompié, nos legó envidiables joyas como “19 de diciembre de 1971’’, elegido mejor cuento de fútbol nunca escrito, con el inolvidable, y hasta entrañable, viejo Casale...

La narración nos detalla el día en que Rosario Central venció a los de Newell´s en la semifinal del Torneo Nacional de 1971, y un grupo de hinchas ‘canallas’ decide echar mano de cualquier cábala para ganar al enemigo ‘leproso’, incluido traer, secuestrado, en bus, desde Buenos Aires, al viejo Casale, desde hace años en la capital, y con el que Rosario jamás perdió con él en la grada del Arroyito. El final de la narración, tragicómico, es épico. «Que alguno me diga si, de puta casualidad, lo vio al viejo Casale como lo vi yo cuando el referí dio por terminado el partido y la cancha era un infierno que no se puede describir en palabras. Te digo que me gustaría que alguien me diga si alguien lo vio como lo vi yo (...) Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo, porque quedó seco el pobre viejo, un poco que todos pensamos: ‘‘¡Qué importa!’’ ¡Qué más quería que morir así ese hombre! ¡Esa es la manera de morir para un canalla! ¿Iba a seguir viviendo? ¿Para qué? ¿Para vivir dos o tres años rasposos más, así como estaba viviendo, adentro de un ropero, basureado por la esposa y toda la familia? ¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle roto el orto a la lepra por el resto de los siglos! ¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo esa, hermano! Yo elijo esa».

Florencia se rinde a Batistuta

Porque hay partidos que no se pueden perder, que diría el ‘Negro’ Fontanarrosa. Como el Tigre-Racing de Avellaneda que se libró el domingo y en el que gracias al sudado empate los de ‘La Academia’ campeonaron la Súper Liga argentina. Un punto les bastó para verse inalcanzables frente a su perseguidor, la revelación del torneo, Defensa y Justicia, con el que se verán las caras y a la vez festejarán título este mismo domingo en el histórico estadio Presidente Perón, conocido como ‘El Cilindro’.

Un empate y un título para la historia de Racing que no se perdió un hincha de nombre Gabriel Aranda, que acudió a los festejos con el cráneo de su abuelo Valentín Aguilera, el cual había desenterrado. «Estaba en el nicho y lo saqué del nicho todo el tiempo que jugó Racing. Esto es la cábala de Racing. Estará orgulloso porque lo saqué», se explicó el enternecedor nieto que paseó la calavera antes y después del crucial duelo. Imagen que se hizo viral, y a la que el periodista argentino Luciano Wernicke le puso la otra nota de color: «Gabriel Aranda, más conocido como El Rengo, era un conocido barrabrava en 2001, que además afanaba alrededor del Cilindro». En cualquier caso, que la realidad no estropee el final de un cuento digno del mismísimo Fontanarrosa.

En Argentina rememoran estos días el 30 aniversario de la infausta Guerra de las Malvinas, «si quieren venir, que vengan», gritó el insensato dictador Leopoldo Galtieri. Herida abierta durante la cual la contienda se llevó a muchos futbolistas en ciernes, un periodo oscuro donde ni siquiera el fútbol se detuvo, tanto que incluso se disputó un futbolísticamente horrible Boca-River en el que el conocido comentarista Néstor Ibarra solo preguntaba «qué estamos haciendo...». Solo ‘el’ gol, con el artículo por delante, del Diego Maradona, el hijo de Doña Tota, el de Villa Fiorito, el que pateó su primer pellejo en Los Cebollitas, solo el gol del ‘10’ ante los ingleses en el Azteca dio la revancha a una Argentina y un fútbol gaucho que este 2 de abril volvió a recordar a sus caídos.

Un santafesino que quería ser mecánico y acabó con Florencia entregándole las llaves de la ciudad de Miguel Ángel o Bruneslleschi, de Dante Aligheri o Leonardo da Vinci, de los Medici, y cuya sangre es violeta, no roja, violeta» por la Fiore, festejó este fin de semana su 50 cumpleaños. El gran ‘Batigol’, Gabriel Batitusta, que dejó los alfajores y la ‘Fanta’ para ser uno de los mejores delanteros de los años noventa y que este domingo regresó al Artemio Franchi para ser agasajado por la grada viola y los seis mil tifosi que le vitorearon en la Piazza Della Signoria.

Kean, la nueva perla juventina

Fiorentina y Torino empataron a un gol y el local Gio Simeone, el hijo del ‘Cholo’, dedicó el tanto a ‘Bati’. Pero fue otro joven talento, Moise Kean, el que acaparó titulares en Italia. A sus 19 años, ganada la etiqueta de niño prodigio con solo 16 al debutar en la Juventus, su tanto dio el triunfo a las ‘cebras’ el domingo y marcó otro el martes coronando un marzo perfecto para el nuevo ídolo bianconeri.

Kean aprende de Ronaldo, tiene como ídolo a Mario Balotelli y acaba de reprobar a su progenitor porque desde Costa de Marfil reclama a la Vecchia Signora dos tractores para su negocio agrícola que, según él, el club le prometió si su hijo se quedaba en Turín. «Si soy el hombre que soy es solo gracias a mi madre», ha respondido el joven Kean, el cual, con mucho que aprender, marcó en campo del Cagliari y lo celebró, brazos en cruz, ante los ultras locales, que le dedicaron todo tipo de improperios racistas. Su curtido compañero Leonardo Bonucci ha repartido culpas: «Kean podía haber hecho otra cosa, se celebra con los compañeros. Ha habido ‘buuu’ racistas después del gol y Matuidi se ha enfadado. Es culpa 50-50 entre Moise y la Curva. Debemos ser ejemplo».

Lo decía Claudio Caniggia, sí, el ‘Pájaro’ rubio que compartió con Maradona momentos brillantes en el campo y su afición por la cocaína fuera de él: «El fútbol argentino y el italiano son los más difíciles del mundo. Te pegan, te dan codazos, no les importa. Vas a sacar un córner y te escupe toda la tribuna, te reputean». Al ‘Negro’ Fontanarrosa no le salía, «cuando termina un partido quedo todo contracturado, pero no puteo. Ojalá pudiera». Mejor escribirlo. Y a partir de ahí, «si te gusta bien y si no, también. Hacete cargo y si no, jodete». Pues eso. Historias.