Beñat ZALDUA
DONOSTIA
PRIMERA IMAGEN DE UN AGUJERO NEGRO

La fotografía imposible ve la luz

Un equipo de científicos publicó ayer la primera fotografía de un agujero negro captada jamás, un objeto supermasivo situado a 53,3 millones de años luz que viene a confirmar las intuiciones de Einstein y las teorizaciones de Hawking. Han sido necesarios dos años de trabajo en común por parte de ocho observatorios en cuatro continentes para construir, como un puzzle, la inédita imagen conocida ayer. En los próximos meses llegarán fotografías más nítidas.

Consideración primera: la materia prima de la fotografía es la luz. Se puede explicar científicamente –es una técnica de obtención de imágenes por la acción química de la luz sobre una superficie con unas características determinadas–; se puede explicar etimológicamente –foto significa luz y grafia es escribir o grabar, por lo que podemos definir la fotografía como el arte de escribir la luz, o con luz–; y se puede explicar también tirando de sentido común: si te encierras en una habitación, apagas la luz y sacas una fotografía, no vas a ver nada.

Consideración segunda: los científicos llaman agujero negro a uno de los misterios que todavía genera más preguntas que respuestas entre la comunidad científica. Intuidos por Albert Einstein a principios del siglo XX y teorizados posteriormente por Stephen Hawking, se explican a los legos como una masiva concentración de materia comprimida en un área pequeña que genera un campo gravitatorio que engulle todo lo que le rodea, incluida la luz. El común de los mortales no acabamos de entender lo que esto implica, pero quedémonos con esta última idea. Un agujero negro es una cosa que engulle todo lo que se le acerca, también la luz.

A priori, por lo tanto, no se puede sacar una fotografía a algo que traga la luz. Es imposible. Una fotografía sin luz es como un concierto sin música, como unos sanfermines sin txupinazo, como un discurso de Pablo Casado sin hacer el ridículo. Un oxímoron. De ahí que se entienda la euforia de los científicos que ayer presentaron la primera fotografía de un agujero negro. Una gesta a la que cabe añadir el hándicap de la distancia. La criatura está en una galaxia llamada M87, a 53 millones de años luz de la Tierra; han fotografiado una aguja minúscula en un pajar infinito. Aunque para ser exactos, no han fotografiado el agujero en sí, sino la luz que ronda a su alrededor antes de ser engullida para siempre.

Dos años de trabajo

Para conseguir la fotografía de este agujero negro que es 6.500 veces más masivo que el sol, el equipo del Telescopio del Horizonte de Sucesos –entre ellos está el donostiarra Antxon Alberdi, director del Instituto de Astrofísica de Andalucía– ha analizado durante dos años los datos de un telescopio virtual de tamaño terrestre compuesto por ocho observatorios situados en cuatro continentes. La imagen publicada ayer, que confirma por primera vez visualmente la existencia de los agujeros negros, se compuso como un puzzle, a partir de las imágenes captadas durante cuatro días por la red de telescopios.

En cualquier caso, lejos de ofrecer grandes conclusiones, la imagen suscita de momento nuevas preguntas, acerca por ejemplo de la rotación que hace que la parte inferior del aro que rodea al agujero negro se presente mucho más brillante. Y es que esto no ha hecho más que empezar, ya que en los próximos meses se obtendrán fotografías más nítidas. El astrónomo Iván Martí Vidal, que ha participado en el proyecto, lo resumió así: «La imagen es el primer fotograma de una gran película que está por rodar».