Agustín GOIKOETXEA
BILBO
Elkarrizketa
AITOR ESTEBAN
CABEZA DE LISTA DEL PNV AL CONGRESO POR BIZKAIA

«Nuestros objetivos están única y exclusivamente en el pueblo vasco»

El portavoz jeltzale en el Congreso y cabeza de lista del PNV a la Cámara baja por Bizkaia destaca que no va a renunciar ni a una transferencia, «por muy pequeña que sea», ni tampoco perderá la oportunidad de avanzar en una nueva relación con el Estado.

¿Satisfecho tras esta corta pero intensa legislatura?

Sí, estoy contento. Ha sido una legislatura muy complicada, muy delicada, pero hemos sacado cosas interesantes para Euskadi. De eso se trata, de que lleves tu programa y puedas cumplir al menos una parte de él, y esta vez lo hemos conseguido con creces.

La palabra «involución» parece haberse asentado en el Estado, ¿hay manera de revertir esa tendencia?

Hay descaro en plantearlo, porque antes se podía hacer de una manera más sutil, pero ahora se plantea de forma descarnada. A eso vienen unos cuantos. ¿Hay manera de evitarlo? No está en nuestras manos el resultado de las urnas. Lo que habrá que estar es preparados para hacer frente, si es que verdaderamente hay una mayoría que lo intenta. Y si no, si hay otras posibilidades, explorar las posibilidades y que la situación sea lo más ventajosa posible para nuestro país.

Parece que han estado más solos que nunca en su estrategia. ¿Hay terreno para maniobrar?

Sí, porque lo demás no son estrategias, son meras tácticas. Lo que sea no hacer política no va a llevar a ninguna parte y diría que, si no todos los partidos, la mayoría han renunciado a hacer política. Es el todo o nada. El griterío prima más que ver las posibilidades qué hay dentro de una estrategia a más largo plazo. Estoy convencido de que al final, de una manera o de otra, o todos o muchos tendrán que moverse. En un futuro en el que no se atisban mayorías absolutas unipartidistas, no va a quedar otra.

¿Es una situación coyuntural?

No, es que los partidos españoles están muy acostumbrados al bipartidismo tipo Cánovas-Sagasta. Entonces no tenían ninguna necesidad de negociar. Eso ha cambiado mucho, todo está más abierto, pero se necesita de otra cultura. En Euskadi ya llevamos muchos años, prácticamente todos desde la creación del Parlamento Vasco –menos la primera legislatura y fue por la ausencia de la izquierda abertzale por que no tomó posesión de los escaños– construyendo acuerdos. En la mentalidad del Estado, todavía no está, pero tendrá que ser.

¿Es un problema para el PNV ir a este ciclo electoral sin un socio catalán?

No, no, que va. Al revés. Tenemos muy claro que nuestra estrategia no la vamos a condicionar a la de nadie. Nuestros intereses y objetivos están única y exclusivamente en el pueblo vasco.

¿No le parece conveniente una unidad de acción entre naciones sin Estado?

Sí, ya colaboramos. Estamos hablando de unidad de acción entre catalanes, gallegos y vascos, y aquí los abertzales no nos ponemos de acuerdo en el Parlamento Vasco. Si no somos capaces de ponernos de acuerdo para sacar adelante un presupuesto, ¿de qué estamos hablando? Quiero recordar que Galicia hoy tiene un parlamento en el que hay mayoría absoluta del PP. Catalunya tiene una dinámica propia, muy legítima, pero tampoco tiene que ser la que tengamos que seguir. Es más, aquí hubo intentos, por parte de algunos, de seguir esa misma estrategia. Nosotros pensábamos que no teníamos que seguirla y creo que acertamos.

A partir del 29 de abril, ¿hay algún límite para negociar?

Las cosas están bastante claras. Con las tres derechas es imposible llegar a un acuerdo. Casado está desatado un día sí y otro también haciendo anuncios contrarios al autogobierno, a los derechos sociales, que no podemos aceptar. Con Rivera ya me dirá usted… Vox son los de los correajes, es la dictadura pura y dura.

Vamos a ver en el otro ámbito del arco parlamentario cómo quedan los números. Tenemos voluntad de hablar y de que haya una estabilidad institucional. Habrá que hablar de cómo quiere enfocar todo el tema del autogobierno el posible presidente; los de economía, cuáles son sus planes en el ámbito de los derechos sociales, qué es lo que quiere proponer o no... sin que implique ir en contra de nuestro autogobierno, porque muchas competencias están en nuestras manos. Bueno, hablaremos un poquito de eso y qué idea de futuro de estructuración del Estado. A partir de ahí, decidiremos.

Ahora bien, quienes nos impliquemos, si es que nos implicamos, deberíamos tener una actitud. ¿A qué me refiero? Se vota la moción de censura y la primera votación que se hace, que fue la del techo de gasto, que suponía que todo lo que estábamos pidiendo a Rajoy lo consigue el Gobierno socialista, y sin más ni más se vota no. Jopé, fue una señal muy mala para defender que hay una alternativa que puede agotar la legislatura. Y luego, lo qué pasó con el presupuesto. Creo que había que discutirlo, porque probablemente la posición numérica de los que nos tengamos que poner de acuerdo no vaya a mejorar, pero bueno… Cuando se toman las decisiones en política, tienes que transmitir una cierta seriedad.

¿Cree que puede ser determinante que sectores abstencionistas acudan a las urnas?

No sé cómo esa abstención puede luego reflejarse en los votos. Da la sensación de que, en el fenómeno de Vox en Andalucía, algo influyó. Sí creo que va a haber un cierto voto útil al PSOE, importante numéricamente, de gente que igual nunca ha votado o lo ha hecho esporádicamente, y que, ante algunos anuncios que le asustan, lo harán. Lo que sí tengo claro, y más después de todo este tiempo en Madrid, es que este es otro país. No hagamos análisis de cómo pueden reaccionar en España o cómo es la sociedad como si lo hiciéramos nosotros. No tiene nada que ver.

Hubo un momento clave en esta legislatura en que el PNV tuvo una actitud desconcertante: apoyaron los presupuestos de Rajoy una semana antes de respaldar la moción de censura. ¿Cómo se explican esas dos decisiones contradictorias, hubo una valoración errónea?

No, no. Fueron unas semanas complicadas y tensas. Recuerdo la cara de Cristóbal Montoro cuando le expusimos nuestras demandas sobre pensiones. El tipo no se lo creía. Llegamos al acuerdo del presupuesto y votamos y, al día siguiente, recibo una llamada a las ocho de la mañana y era la vicepresidenta. Pensaba que me llamaba por unos incidentes en Barcelona y era para anunciarme que iba a salir la sentencia Gürtel.

Fue un antes y un después. En la sociedad cayó como un bombazo y en la vasca todavía más. La sociedad no hubiera entendido que nos hubiéramos cruzado de brazos. Se presenta una moción de censura y hay alternativa, y Rivera dice que ese gobierno no tiene ningún futuro. A partir de ahí, nos dedicamos a que el nuevo gobierno siguiera comprometiéndose con todo aquello que habíamos acordado, que todos los acuerdos presupuestarios se mantuvieran. ¡Ya nos podía haber dicho la vicepresidenta que iba a salir la sentencia Gürtel antes de votar el presupuesto! Porque entonces igual no hubiera salido el presupuesto. Casualidades hay, pero qué quiere que le diga... El PP tiene un problemilla y es que no acaba de mirarse en el espejo para entender todo lo qué pasó. ¡Vaya usted a saber cómo acaba esa historia dentro del PP!

Esta legislatura que empieza, ¿habrá un proyecto de Nuevo Estatus en el Congreso?

Primero tiene que haberlo en Euskadi y vamos a ver si somos capaces de llegar a un acuerdo. Llegar a un acuerdo aquí sin tener una cierta seguridad de que puede tener un pase en el Congreso podría ser frustrante. Conviene que lo veamos bien, que intentemos que más allá de sentimientos de pertenencia entre quienes nos sentimos solo vascos y los otros vascos que también se sienten españoles, a ver si podemos traspasar esa frontera, porque seguramente facilitaría el hacer luego las cosas.

Tampoco sé qué mayoría va a haber allí, desde luego el ambiente no va a ser bueno. Con unos cuantos generales, toreros, tertulianos de los duros... seguro que ha habido épocas mejores.

¿Podría llegar en mejores condiciones que cuando acudió en 2005 el lehendakari Ibarretxe?

Sí me parece que hay cierta reflexión, no en todos los ámbitos, sí en algunos políticos y económicos del Estado, de que esto no se sostiene como está. Catalunya necesita una salida y en Euskadi también hay un problema político. Lo que pasa es que en un ambiente en el que se utilizan precisamente esas diferencias nacionales para azuzar al contrario y avivar a tu propio electorado, son más bien tácticas de odio, de buscar adversario en vez de encontrar encuentros. No va a ser fácil. Ahí está la propuesta de cambiar la Ley Electoral para que ni catalanes ni vascos estemos en Madrid. Ya veremos cómo da la demoscopia.

Ha afirmado Jon Iñarritu que si usted se piensa dos veces eso de que a EH Bildu le importa más Jaén que Laudio, no lo dice. ¿Era una afirmación sincera o parte del agit-prop de los mítines?

Quería exponerlo gráficamente y creo que lo conseguí, en el sentido de que se hacen anuncios gratis et amore. Cada uno es muy libre de tener su propia táctica. Sales en una rueda de prensa diciendo que vas a apoyar esos decretos, como ahora se dice que se apoyará al candidato socialista sea como sea. Pues no, esos decretos no nos los consultaron y con alguno tenemos nuestras reticencias, porque estaban pensando más en una clave de Madrid que de Euskadi. No nos dieron ni oportunidad de discutir y eso no nos hacía ninguna gracia. Habían tenido tiempo para hacer los decretos, pero no para las transferencias que ya habíamos estado avanzando y discutiendo. Queríamos mandarles una señal. Los momentos hay que aprovecharlos y parece que la señal la mandamos, porque la transferencia de la autopista AP68 se produjo.