Iñaki ZARATIEGI
Elkarrizketa
ANTOINETTE TORRES SOLER
MILITANTE AFROFEMINISTA

«Las mujeres africanas se han alzado con sus métodos, estrategias y prioridades»

Las reivindicaciones del colectivo Afroféminas han creado incomodidades en los movimientos de mujeres. Su creadora reclama espacios autónomos de féminas negras para acabar con lo que definen como supremacía racista del feminismo occidental.

Nacida en La Habana un 14 de marzo de 1975 y residente en Zaragoza desde 2007, Antoinette Torres Soler es diplomada en Pedagogía y Psicología en la enseñanza artística, tiene un máster en Comunicación y Publicidad y es profesora de feminismos negros. Hace cinco años creó el colectivo Afroféminas desde el que milita contra el racismo y por la autonomía organizativa de las mujeres negras. Narra sus reivindicaciones en el libro “Viviendo en modo afroféminas”.

¿Cómo llegó al feminismo y al afrofeminismo?

El feminismo, tal como se entiende aquí, nunca ha estado en Cuba. Mi abuelo era un político pudiente con el gobierno de Carlos Prío. Cuando llegó Fidel mi abuela se separó, él marchó a Nueva York y ella apostó por la educación de sus tres hijos y por ser independiente. Hasta limpió en condiciones de semiesclavitud casas de mujeres blancas, que probablemente decían que eran libres y feministas, pero oprimiendo a otras mujeres. Ser una iletrada no le impidió saber tomar decisiones. Soy lo que soy gracias a eso. Al afrofeminismo llegué después de crear Afroféminas. Mi fuente ha sido mi experiencia vital, no la teoría; qué significaba ser mujer negra y migrante.

¿Tiene el feminismo negro su propia historia diferente?

Tiene historia y referentes diferentes y algo esencial: unas reivindicaciones diferentes. El discurso de la escritora nigeriana Chimamanda Adichie “El peligro de una historia única” es vital para entenderlo. Cuando Afroféminas se plantó el año pasado ante la huelga del 8M no es por llamar la atención e ir contra las mujeres blancas. No participamos porque la huelga no es efectiva para lo que estamos intentando resolver. La consigna “juntas somos más fuertes” es falsa si no cuestiona la ausencia de negras en todas las instancias. Molesta que un colectivo oprimido tenga autoestima, deseos de avanzar y un plan, pero las mujeres africanas se han alzado por sí mismas, con sus métodos, estrategias y prioridades marcadas por su contexto.

¿Subyace el racismo blanco en el feminismo?

Mi existencia no puede depender de la aceptación de quien me oprime. Me niego a explicar en cada lugar al que llego sobre mi licenciatura, mi máster y todo lo que he hecho. A decir o sugerir cuánto dinero tengo para caer bien y ser aceptada. Por ideas así he sido acosada en espacios institucionales y muy feministas como en Huelva. Pero no lucho para meterme con los demás sino para tener el mismo derecho a ser feliz y no tener que esforzarme diez veces más para obtener lo mismo. Eso es racismo. No me siento víctima, pero la desigualdad en cuanto al derecho a la oportunidad es innegable. La inmigración es resultado de la colonización y se ayuda a quien llega creando oportunidades, no señalando, encarcelando en CIES, golpeando en los trenes de RENFE, poniendo cuchillas en la valla de Melilla.

¿Se sienten obligadas a crear espacios no mixtos que establezcan un diálogo para conocerse y entenderse entre diferentes?

Es vital. Si no se habla de tu experiencia puedes creer que tu opresión es ficticia. Las desigualdades de la mujer negra aquí son parecidas a las de la inglesa o canadiense, pero también a la latinoamericana. Nuestras experiencias han sido expulsadas del marco de reflexión teórica. Los espacios no mixtos son imprescindibles para conocer estas cosas y para nuestro empoderamiento. Sorprende que se entienda esta metodología de trabajo en cuanto al género, pero cueste entenderlo cuando cobra protagonismo la raza.

El machismo o la xenofobia parecen crecidos.

Son problemas no resueltos y ahora hay partidos y medios que tienen la desvergüenza de normalizar el macro racismo. La población afrodescendiente ha aumentado enormemente, pero los centros de trabajo o los medios no reflejan ese cambio social. Ver a una mujer negra de cara al público es prácticamente imposible aquí. Lo negro llega en tiempo electoral y desaparece al repartir los puestos. Les encanta colocarnos en la foto y habría que preguntarse qué pasa luego con la gente negra a la que han instrumentalizado. Es racismo del peor.

¿Hay racismo desde la infancia?

Racismo y machismo son problemas sociales transmitidos y normalizados culturalmente. En España, la mirada hacia los otros pasa generalmente por raza y clase. Por eso, en Afroféminas lo primero que hicimos fue pedagogía, poder hablar sin filtros ni omisiones. He dado conferencias en universidades e institutos y lo que más me gusta es comprobar el bien que les hace esa formación a las personas racializadas y sobre todo a las más jóvenes. La formación debe dejar los conceptos y centrarse en el empoderamiento, dejar clara nuestra historia y romper con conceptos como la interseccionalidad, que el feminismo blanco ha convertido en apropiación cultural cuando habla de nosotras y nuestras opresiones, pero sin nosotras.

Entre las familias y en la propia escuela se suele hablar de “chiquilladas, cosas de niños sin mala intención…”. ¿Es más cómodo negar el problema que trabajar pedagogías antirracistas?

Absolutamente. El principal obstáculo para que el antirracismo llegue a los colegios es la dirección y el profesorado. En Zaragoza se hizo un taller muy chulo, enseñando a cuestionar lo normalizado, y unas jornadas con siete ponentes afrodescendientes. stuve una semana en Burela, Lugo. Hubo muchas presiones para que no se diera el taller, pero fue increíble. Se avanza en temas de género porque se admite que niños y niñas se educan en una sociedad machista, pero con el racismo no hay consenso. Y hay ya muchos países con una perspectiva etno educativa en los colegios.

¿Aún asusta tener una persona negra en casa de blancos?

Sí. Mi marido y yo llevamos casi trece años casados y lo hemos pasado mal por su familia y por las instituciones que cuestionan por activa o por pasiva la verdad de nuestro matrimonio. Creamos incluso un taller para hablar de parejas mixtas que enseña a cuestionarnos el privilegio. Como pareja hemos tenido problemas matrimoniales, contradicciones... somos seres humanos. Pero se pueden superar si nos queremos y nada ha tenido que ver con nuestra diferencia cultural.

Ha participado en las jornadas madrileñas “Voces para un país antirracista” con mujeres racializadas asiáticas. ¿El pluralismo racial se está consolidando socialmente?

No solo el pluralismo racial sino el pluralismo de pensamiento de las personas racializadas. El evento me encantó, me encantó que mi hija de seis años lo viviera y lo compartiera con jóvenes negros y chinos. Le estamos enseñando a normalizar su vida y esta es la mejor manera: más eventos así, más espacios protegidos, más compartir, más avanzar.

¿El colonialismo ha sido racista y hasta genocida?

Cómo agradezco ésta pregunta. Me ha sorprendido cómo se debate sin presencia de nadie que haya sufrido la colonización directa o indirectamente. Confirma cuán colonialista es aún este país. El colonialismo es genocida, sí. Recomiendo a la clase política ignorante que niega las disculpas que vea en Netflix el monólogo de John Leguizano “Historia latina para tontos”. Cita libros como el conocido “Las venas abiertas de América Latina” de Galeano. Las cifras que aporta son para preocuparse. ¿Cómo se quieren borrar tantas muertes?

López Obrador, presidente mexicano, pidió un gesto que ha sido rechazado radicalmente.

Tenemos que reconocer lo ocurrido y luchar para reconciliarnos. El rey y cada político de este país deben pedir disculpas a negros, latinoamericanos de origen indio, a las gitanas... Deben resarcir a esas comunidades por el mal que ha provocado el colonialismo, por el retraso del que partimos para hacer cualquier cosa. Deben existir políticas encaminadas a que la reparación sea posible y no desde la “cooperación al desarrollo”, que es una nueva colonización. Se continúa hablando sin los protagonistas de las opresiones, el racismo de sonrisa y las políticas xenófobas no se han detenido y seguirán con nuevas caras.

¿Cuál es la realidad cubana en ese campo?

En mi país se dio oportunidad para formarse a personas negras y nativas racializadas. Haitianos, latinoamericanos, marroquíes, argelinos… son médicos, técnicos, magníficos profesionales. Eso es reparación, no la limosna ni la condescendencia. Si se racializa la pobreza, la educación, el acceso al trabajo, la justicia, etc. las oportunidades seguirán siendo para los blancos. El Gobierno español y las comunidades autónomas deben revisar esas situaciones. No es una utopía, lo he vivido en Cuba, un país diez veces más pobre que España. Y también viví la crisis brutal tras la caída del muro de Berlín. Mis amistades de la universidad se han marchado de la isla por falta de oportunidades.