El Régimen tiene muchas caras y aristas. No solo es el poder político, sino que se extiende por muchas áreas. Muchas de ellas son el fruto de años de clientelismo y de amiguísimo. La tarea de desmontar todo este entramado es ingente y abarca distintos ámbitos.

En este contexto, que LAB vuelva a ser el sindicato más votado entre los trabajadores de la Administración navarra es una buena noticia para los partidarios del Cambio. Sin olvidar que ELA y Steilas también han obtenido buenos resultados.

El ámbito sindical ha sido crítico con el Gobierno del Cambio, es cierto. Han subrayado que han existido carencias, que el cambio no ha sido lo suficientemente profundo en cuestiones como la reforma fiscal o la lista única de Educación.

Pero también es cierto que un sindicato como LAB ha manifestado claramente que una victoria de las fuerzas del Cambio en las elecciones del domingo es necesaria, pero no suficiente, para poder continuar desmontando el Régimen. Para ello es necesario la aportación y la movilización de todos, y no solo en el ámbito político-institucional.

Por si a alguien se le ha olvidado que en Nafarroa hay sindicatos del Régimen, cabría que recordar que Javier Esparza y Navarra Suma han proclamado que entre las medidas que adoptarán inmediatamente si acceden al poder político está el retorno al modelo de «concertación social» en el que la patronal CEN y los sindicatos UGT y CCOO llegan a acuerdos y se reparten beneficios que les permiten funcionar más allá de lo que les correspondería por afiliación. El PSN también ha criticado que no se haya puesto en marcha un Plan de Empleo con sus sindicatos afines, tal y como sucedía en los años dorados del Régimen.

Los trabajadores de la Administración han conseguido una importante victoria en estas elecciones sindicales. Han dado un nuevo martillazo a la estructura del Régimen. El domingo, la ciudadanía tiene la oportunidad de propinar otro. Y a partir del lunes habrá que seguir dale que dale.