Raimundo Fitero
DE REOJO

Atasco

Se me ocurren dieciséis maneras de utilizar la idea de atasco en este día de reflexión electoral anacrónica. Lo único que nos justificará el vermú más alargado será la sesión total de cuñadismo aventurando resultados tras unas encuestas que se refieren a consultas de hace una semana en la que han pasado muchas cosas, pero en otros lugares, aunque deberían ser de asimilación propia.

Ha dimitido Theresa May, pero los británicos mañana domingo, votarán para el Parlamento europeo, lo que hace que uno sienta un atasco total, de cemento y piedras en su flujo cognitivo y sea incapaz de entender en qué fase de la serie “Brexit” estamos. Seguro que me he perdido capítulos, pero me planteo unas cuestiones de índole mecánico o aritmético, si los eurodiputados británicos toman el acta y después se van porque alguien decide salirse de una vez, ¿qué sucede con sus taquillas sus sillones y sus pertenencias? ¿Son sustituidos por diputados del resto de países o se pierden esos escaños? Y la gente entretenida con las ficciones distópicas.

En estos momentos se asegura que cinco personas han perdido la vida en un atasco que existe en el Everest. Leo que se dice con cierta grandilocuencia que son cinco alpinistas, pero me da a mí que se trata de cinco turistas de montañas y de riesgo. Un atasco en el lugar más alto de la Tierra es un claro signo de que se avecina el fin del mundo. Lo repito una vez más, Amazon, Google y el turismo son los agentes más peligrosos para seguir con la vida de la especie humana en este planeta. Vale, sí, podemos añadir motivos más locales, estatales, continentales que se añaden a esta globalización de la destrucción. Me imagino ese atasco en las cumbres con muertos y heridos y no soy capaz de esbozar ni una mueca. Incluso si añado a la foto a Trump y Rivera con piolets y crampones.