Gloria Latasa
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AZKEN PUNTUA

Línea de Kármán

Si nos tomamos la molestia de ascender por la atmósfera comprobaremos que a medida que cogemos altura disminuye la presión. Su valor «normal» a nivel del mar es de 1.013 hPa y al llegar a los 50 km es de 1 hPa. El motivo no es otro que la existencia de la fuerza de la gravedad que «tira» del aire hacia la superficie.

En nuestro viaje observaremos que en la Troposfera (la primera capa atmosférica, de 12 km de altura en nuestra latitud) la temperatura también desciende con la altitud (6.5º C cada km). La explicación está en que es el suelo el que calienta el aire, no el sol; por eso, el calor se concentra cerca de la superficie. Si siguiéramos ascendiendo llegaríamos a la Tropopausa, donde presión y temperatura continúan bajando (-60º C). A continuación entraríamos en la Estratosfera donde, gracias al ozono (que capta la radiación solar), las temperaturas aumentan con la altitud (5ºC). Luego vendrían la Estratopausa, Mesosfera, Mesopausa… hasta que la atmósfera adelgaza y desaparece. Y nos toparíamos, sin un límite definido, con el espacio exterior.

Para la aeronáutica, sin embargo, sí que existe un límite entre la atmósfera y el espacio exterior. Lo sitúa a unos 100 km de altitud, el lugar más elevado donde una aeronave es capaz de desplazarse –sostenida por una «tenue» atmósfera– a condición de que supere una determinada velocidad. Es lo que se conoce como la Línea de Kármán.