Antonio Alvarez-Solís
Periodista
AZKEN PUNTUA

¡Al fin un triunfo!

Alabado sea Dios! Andaba yo a la caza de políticos –caza furtiva más bien, pues el mundo de la información siempre está en veda para las claras escopetas– cuando apareció la noticia: los virus devoradores de bacterias, vulgarmente denominados fagos, han aparecido con vigor en la escena clínica. Los antibióticos clásicos estaban ya en plena decadencia y la invasión bacteriana se extendía con rapidez y novedad, dejando a los médicos ante un cuadro dramático: la gente volvía a morir de media a los sesenta años. Han llegado los fagos y contaremos con nuevos antibióticos.

Pero a mí me preocupa esta noticia paralela: «La red española de investigadores en bacteriófagos se reunirá con la Agencia Española del Medicamento para debatir la aprobación de estos nuevos tratamientos». Como viví la industria farmacéutica por dentro –la industria de la poderosa economía– sugiero a mis colegas que bajen un tramo en la actividad informativa y se ocupen de esa anunciada reunión. Un dato inicial para apoyar mi apercibimiento: en los años de mi juventud quizá el cargo más anhelado en España era el de director general de Farmacia en el Ministerio de Sanidad. ¿Qué saldrá ahora de la reunión anunciada? ¿Mares de dinero público? Veremos.

Los informadores quizá tengan que cargar su tubo torpedero. Los posibles fagos seguirán ahí.