Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Fuegos de artificio

Señálale la luna a un necio y te mirará el dedo, muéstrasela a Donald Trump y te dirá que ese satélite pertenece a Marte, que así lo afirmó en un tuit, negro sobre blanco, hace poco más de un mes el indescifrable presidente norteamericano. Y es que Trump no deja de escrutar los misterios del espacio, donde se ocultan recursos con los que hacer de América más great again. Por ello anunció en febrero la creación de un nuevo Ejército, un Space Force con el que defender el capital espacial, que de universal tiene solo el nombre porque ya está en proceso de privatización. Y Emmanuel Macron, que es también hombre de grandes alardes y fuegos de artificio, acaba de anunciar en vísperas de la Fiesta Nacional y ante toda la alta jerarquía militar de la República, la creación de una fuerza armada espacial destinada a luchar por la conquista de un pedazo de universo, pero sobre todo dirigida a controlar desde las gélidas alturas y mediante el espionaje, las interferencias o los ciberataques, los intereses franceses en este planeta cada vez más caliente. Para ello se ha preparado un presupuesto de 3.600 millones de euros, una verdadera barbaridad si se compara con los cohetes pirotécnicos que en la noche de ayer, 14 de julio, surcaron una vez más nuestro espacio aéreo recordándonos desde el cielo a qué Estado pertenecemos y quién, sin más artificio, decide por nosotros