Julian Alaphilippe (Deceuninck) dio la sorpresa ayer en la crono de Pau al superar por 14 segundos al gran favorito Geraint Thomas, que queda segundo en la general a 1:26 de un corredor que nunca ha disputado una general, pero el año pasado ganó la montaña del Tour tras vencer en dos etapas muy duras. Ha sido el más fuerte hasta ahora y se ha ganado un respeto para contar con él para todo.

El corredor más completo del momento decía antes de empezar que en el futuro quería disputar la general del Tour y le ha llegado la oportunidad antes de lo que esperaba porque ha sido el mejor en todos los momentos clave. No solo ganó una crono que le favorecía por las subidas que presentaba en su tramo final. En la primera referencia en el kilómetro 7 y en la segunda en el 15 tras sendas subidas ya aventajó a Thomas en seis segundos, pero en los doce últimos kilómetros llanos amplió la renta en otros ocho y se bajó de la bicicleta como si no hubiera hecho ningún esfuerzo con una frescura extraordinaria.

Eso sí, luego estuvo una hora atendiendo a todos los medios, ha peleado por ganar etapas y por defender el liderato y es una incógnita cómo asumirá ese desgaste en unos Pirineos y Alpes que son durísimos. Hoy mismo le espera el Tourmalet, puerto que coronó en cabeza el año pasado, pero tiene un estado de ánimo y de forma excepcional y el maillot amarillo lejos de suponer una presión le ha dado alas. Los franceses estaban eufóricos ayer tras su victoria y con la gran actuación de Pinot, séptimo en la crono y en la general tras reiterar que es uno de los más fuertes de la carrera, pero ya está a 3:22, Quintana a 3:55, Fuglsang a 4:30, Bardet a 5:46 y Landa a seis minutos.

El alavés realizó una buena crono. En los primeros 15 kilómetros más duros, en su terreno más favorable, apenas perdió un minuto con Alaphilippe y en los doce últimos cedió 45 segundos. Para valorar su crono hay que compararlo con los escaladores. Bernal solo le sacó nueve segundos y por detrás suyo quedaron Nairo Quintana, Dan Martin, Adam Yates y Romain Bardet, el único de los favoritos que decidió cambiar de bicicleta tras la última cota y eso le ayudó a no perder más todavía.

Batalla camino del Tourmalet

Lo bueno de la etapa de ayer es que obliga a los equipos que tienen escaladores y bloques para endurecer las etapas a atacar desde hoy mismo y desde lejos. Incluso al Ineos le puede interesar mover la carrera porque el Deceuninck tiene dos corredores que están muy bien como Alaphilippe y Mas, pero el resto del equipo estaba preparado para trabajar los sprints a Viviani.

Por eso se espera que Groupama, Astana, Movistar y Ag2r planteen la batalla desde el Soulor, que se sube por su lado más duro desde Ferrieres con 11,9 kilómetros al 7,8% de media, y no esperen a la ascensión final del Tourmalet en una etapa de solo 117,7 kilómetros. La meta estará situada tras 19 al 7,4% de media desde Luz Saint Sauveur y la mayor dureza está en la rampa final, dentro de un último kilómetro al 10%.

Pero los escaladores no pueden esperar hasta ese final. Y la carretera empieza a ascender desde Argelès Gazost. Por eso se espera una fuga en la que los equipos interesados en atacar manden corredores para los veinte kilómetros que separan el final del descenso del Soulor y el inicio del Tourmalet. El calor ayer era sofocante en Pau y eso unido al desgaste de la crono endurecerá más una etapa ya de por sí muy exigente.

Abandono de Van Aert tras caerse cuando iba a marcar el mejor crono

La nota más triste de la etapa la protagonizó el tres veces campeón mundial de ciclocross, ganador de una etapa en el Tour y de las dos últimas cronos que disputó en Dauphiné y el campeonato de Bélgica. Wout Van Aert iba a marcar el mejor tiempo cuando se enganchó en el último kilómetro con una valla, se cayó y lo llevaron al hospital, aunque parece que no sufre fracturas.

También se cayó Schachmann, cuando iba a marcar un buen tiempo y llegó a meta muy tocado, casi sin poder mover su bicicleta, pero también sin fracturas. J.I.