Joseba ITURRIA
PAU

EL TOURMALET, UN PUERTO MÍTICO REPLETO DE PÚBLICO DESDE EL JUEVES

El Tour visita hoy una de sus cimas más míticas con la de Alpe d’Huez, la del Tourmalet, con la diferencia de que es el tercer final en su alto. Desde el jueves toda la subida está repleta de aficionados, con muchos vascos, entre ellos Mikel Lizarralde y el grupo más fijo de los Pirineos.

La subida del Tourmalet parecía que ayer iba a acoger un final de etapa. A primera hora de la mañana desde Luz Saint Sauveur hasta el alto apenas había huecos en 19 kilómetros para aparcar un vehículo al lado de la carretera y solo quedaban más plazas en algunas explanadas. Pero no desde ayer, muchas autocaravanas llevan días en el puerto más especial de los Pirineos y todavía hay muchos aficionados que se van a acercar hoy con la esperanza de que puedan llegar a La Mongie, que queda a cuatro kilómetros del alto por la vertiente por la que no se sube hoy. Pero varias de las explanadas principales de aparcamiento han sido reservadas por la organización para la caravana publicitaria, para los vehículos de los equipos y para los acreditados porque la sala de prensa también va a estar situada en La Mongie.

Por eso la mayoría de los aficionados, muchos de ellos vascos, están desde el jueves en el Tourmalet, desde el final de la etapa de Bagnères de Bigorre y llamó la atención la cantidad de ciclistas que quisieron subir el puerto por una vertiente en la que no podrán hacerlo hoy. Había colas para sacarse fotografías en un alto que estará cortado al público hoy al estar situada allí la meta.

Había muchas ikurriñas, banderas que pedían la vuelta a casa de los presos políticos y de los jóvenes de Altsasu, pintadas de apoyo a Mikel Landa en una zona en la que estaba el pentacampeón de España de ciclocross Javier Ruiz de Larrinaga y, entre la infinidad de vascos presentes, destacaba el grupo liderado por el exprofesional Mikel Lizarralde.

28 años en los Pirineos

El oñatiarra trasmitía a GARA ayer mientras subía un par de sacos de dormir y tras saludar a otro ciclista exprofesional, Gorka Arrizabalaga, que «con este llevamos 28 años. Esta vez hay menos gente porque trabajan y no pueden cogerse cuatro días de fiesta, pero estamos los mejores».

En los últimos años se había vivido un descenso en la afluencia de público a los Pirineos, pero uno no recuerda tanto público un día antes de pasar la carrera y todavía Mikel Lizarralde esperaba mucho más hoy: «Creo que el Tourmalet estará a tope, la última llegada al alto fue hace nueve años y se oye en el pueblo que hay que ir al Tourmalet, hay gente que está llamando desde Oñati para saber a ver cómo está esto, si venir o no, si lo cierran, para no venir y no poder ver la etapa porque es fin de semana».

El grupo que lidera el oñatiarra montó el jueves su estructura en una campa que ya había alquilado con anterioridad tras dormir en un caserío de Sainte Marie de Campan y acudir a la llegada de Bagnères de Bigorre. A la noche fueron muchos los que se acercaron a estar con ellos y hoy tras la etapa desmontarán toda la estructura para volver a casa: «Los terrenos los cogemos normalmente un mes antes, cuesta, pero hace nueve años estuvimos aquí y nos conocía. Yo creo que hay que mantener este tipo de cosas, la gente suele llamar preguntando en qué fechas venimos para pedir vacaciones en el trabajo y luego aquí estamos cada año con gente de fuera, que si no es por estas cosas no las vemos. Llevamos 28 años, pero la gente con más edad dice que no va a ir a dormir en tiendas de campaña. Este año por ejemplo, los que tienen 75 años han dicho que para dormir en tiendas de campaña no vienen, pero los dos últimos años hemos estado en Val Louron, donde solemos dormir en camas, y ahí se apunta todo el mundo».

Es necesario un relevo, pero Lizarralde explica que «los jóvenes se animan, lo que pasa es que con 18-19 años les dan dos meses de trabajo en verano después de estudiar y no se pueden pedir días de fiesta. Todavía vienen jóvenes, pero menos que antes».

No solo organiza la salida anual a los Pirineos, también participa este año en el homenaje que el 3 de agosto recibirá en Oñati tras retirarse en la clásica de Donostia un Markel Irizar que en la entrevista que publicará este domingo Zazpika destaca la ayuda que siempre le ha dado Mikel Lizarralde: «Cuando Markel empezó lo llevaba a ver la Vuelta a Burgos y tenía buena relación, y mira dónde ha acabado. En el pueblo cuando acabe la Clásica tenemos la intención de hacerle una buena despedida. Yo corrí la Vuelta, pero era diferente, en esa época en el pueblo era muy conocido, pero era diferente la manera de correr, además, hay que tener suerte, para seguir ahí metido y para todo, y luego Markel es diferente. A parte de ser un buen ciclista es bueno para el equipo, para hablar con la gente y para cualquier cosa, ahora estará en Madrid presentando una bicicleta con Trek, yo voy la semana que viene y me dijo que iba a estar ahí, así que nos solemos ver. A Markel lo quieren tanto el equipo como la empresa para seguir con ellos».