Mark BARNÉS
FESTIVAL DE JAZZ DE GASTEIZ

UNA NOCHE REDONDA

EL POLIDEPORTIVO DE MENDIZORROTZA ROZÓ EL LLENO PARA RECIBIR AL «CROONER» DEL MOMENTO, GREGORY PORTER. COMO PREÁMBULO, UNA DE LAS MÁS GRATAS SORPRESAS DE LA PRESENTE EDICIÓN DEL FESTIVAL DE JAZZ DE GASTEIZ: LA MAGNÍFICA VIOLINISTA REGINA CARTER.

La violinista de Detroit no lo tenía nada fácil. El tirón del barítono Gregory Porter es indiscutible y una gran parte del público de Mendizorrotza retrasó su entrada al recinto porque solamente había venido a verle a él, por lo que durante la primera parte del concierto el público no era tan numeroso como lo fue después. Sin embargo, Regina Carter salió a escena para demostrar que no había venido a telonear a nadie y conseguir conquistar al público gasteiztarra. Y vaya si lo logró.

A pesar de que la carrera de Carter es realmente asombrosa, lo cierto es que no es tan conocida por el gran público como lo es el cantante californiano. Y eso que ha sido colaboradora de artistas tan populares y dispares como Aretha Franklin, Mary J. Blige, Lauryn Hill, Billy Joel o Dolly Parton, y que ha realizado giras con gigantes del jazz como Ray Brown, Kenny Barron, Wynton Marsalis o Cassandra Wilson. Es más, la calidad de la violinista es tal que en diciembre de 2001 realizó un viaje a Génova para convertirse en la primera intérprete de jazz –así como en la primera afroamericana– en tocar la obra maestra de la luthería “Il Cannone Guarnerius”, famoso violín construido en 1743 por Guarnieri del Gesù y apodado precisamente como “el cañón” debido a su sorprendente potencia acústica por el mismísimo Niccolò Paganini, que fue uno de sus propietarios.

La violinista salió a escena acompañada por Adam Bimbaum (piano), Chris Lightcap (contrabajo) y Alvester Garnett (batería), y ofreció un concierto sensacional. Sonaron, entre otros, el estándar “Squatty Roo”, “I’ll Never Be Free”, “Oblivion”, “Mandingo Street”, “When I Grow Too Old To Dream” (tema popularizado por Nat King Cole, The Everly Brothers, Bing Crosby y, cómo no, Stéphane Grappelli) y “New For N’Awlins”.

Los cuatro músicos estuvieron soberbios, destacando el papel del magnífico contrabajista y, por supuesto, el virtuosismo nada cargante de la líder, que se mostró especialmente deliciosa en las baladas e incluso se atrevió a cantar. Un jazz de fácil digestión pero a la vez de gran calidad, que forzosamente debería agradar a todo el público.

Concierto impecable

A continuación, era el turno del –afortunadamente para los amantes de la música– frustrado jugador de fútbol americano Gregory Porter. El titán de casi dos metros de altura salió al escenario hacia las once menos cuarto de la noche con su característico look sombrero y balaclava incluidos, y acompañado por una banda compuesta por Tivon Pennicott (saxo tenor), Chip Crawford (piano), Ondrej Pives (órgano Hammond), Jahmal Nichols (contrabajo) y Emmanuel Harrold (batería).

El concierto arrancó con “Holding On” y, durante una hora y tres cuartos, realizó un repaso por sus temas más populares recogidos en las grabaciones discográficas que realizó para el sello Blue Note “Liquid Spirit” (2013) y “Take Me To The Alley” (2016) además de intercalar algunas piezas del que es su ídolo musical desde la niñez, Nat “King” Cole, como fue el caso de “Mona Lisa” o “Quizás, quizás, quizás”, que a su vez fueron recogidas en otra grabación realizada para el mismo sello discográfico y titulada, en un alarde de originalidad, “Nat King Cole & Me” (2017).

El concierto fue impecable, con reminiscencias al blues, góspel, soul y jazz, si bien no podemos hablar de grandes desarrollos instrumentales en situación de libertad por parte de los músicos ya que en semejante producción todo está perfectamente estudiado y medido. Aun así, el saxofonista Tivon Pennicott tuvo momentos verdaderamente emocionantes y el gran bajista Jahmal Nichols –que curiosamente una imagen suya retocada sirve para ilustrar el cartel de la próxima edición del Festival de Jazz de Donostia que arranca el próximo miércoles– durante su solo hizo guiños a “Master Blaster” de Stevie Wonder (que poca gente del público pareció reconocer), a “Smoke on the Water” de Deep Purple (que sí reconoció la práctica totalidad de la audiencia) y a “Come Together” de los Beatles, esta vez con el bajo eléctrico, mientras los miembros de la banda iban retirándose del escenario uno a uno al interpretar el último tema del concierto, “Thank You”, de Sly & The Family Stone.