Raimundo Fitero
DE REOJO

A ratos

Pasamos muy buenos ratos echando de comer a los patos. A ratos siento la necesidad de sacarme la armadura con la que intento transitar por este verano enloquecido. Sacudirme la pereza y ajustar cuentas con la insensatez que me acompleja al hacerme sentir un desplazado social, un incomunicado con los pensamientos más húmedos que se dictan desde púlpitos o tribunas políticas. Un obispo, repito, un obispo mantiene la teoría de que existen gays porque hay mujeres embarazadas que practican sexo anal. Los consumidores de porno codificado no somos capaces de llegar a estas profundidades de sexo salvaje, como la curia en este caso chipriota. Ni habíamos intuido las consecuencias de estas prácticas hasta que este obispo, insisto, obispo, nos las ha revelado. No me dirán que a ratos no les dan ganas de cortarles el micro a estos bestias, a estos impúdicos, a estos morbosos vejestorios.

Uno de los fichajes de millonarios del club de la comedia espitosa, De Quintos, intenta ganar espacio en las redes cometiendo constantemente abusos ideológicos, y el último ha sido un tuit sobre la excarcelación tras cumplir condena de Xabier Ugarte, donde enseña, una vez más, que iba para Vox, pero se quedó con Rivera porque es la auténtica extrema derecha desquiciada que lleva al paroxismo su propia locura. No me da la gana reproducir sus ideas sobre los años de cárcel, las posibilidades de establecer otros castigos y demás excrecencias totalitarias, simplemente que después apareció Urkullu y se sumó al plan de convertir unos recibimientos populares En Oñati y Hernani en un asunto punible, resucitando los fantasmas vivientes de la apología. A ratos dan ganas de mandar a Urkullu a un oasis, pero en el Sahel. Añadamos lo que está pasando en Nafarroa y la jauría mediática que confirma la vuelta al pasado.