I.S.
Iruñea

Un convite más allá del puro compromiso

La elección de los invitados en la primera jornada de la sesión de investidura de María Chivite como lehendakari mostró el cálculo retórico que hicieron los partidos estatales, seguramente más pensando en los debates cortesanos de Madrid que en la capital vasconavarra. Por contra, los partidos nacionales vascos y la izquierda estatal no trajeron padrinos de fuera, lo cual también manda otro mensaje: estos son nuestros interlocutores, los representantes elegidos por el pueblo navarro.

Navarra Suma decidió invitar a las estrellas ultraemergentes del Partido Popular de Pablo Casado: Cayetana Álvarez de Toledo y Ana Beltrán, que ejercía además de local. Como en la película «Los visitantes no nacieron ayer», actuaron como si fuesen unas guerreras llegadas del medievo, con un discurso delirante y teatral. Álvarez de Toledo afirmó que «la novedad importante, ahora que se habla mucho de homenajes públicos al mundo de ETA, es este homenaje público que hoy se rinde aquí a ese mundo de ETA». Según ella, «con esta investidura, el señor Sánchez anexiona Navarra a la indignidad». Beltrán añadía que «hoy vamos a vivir aquí en Navarra, hoy y mañana, la traición del PSOE tanto a Navarra como a España».

Juntas pero no del todo revueltas, les acompañaba la portavoz de la Ejecutiva Nacional de Cs, Lorena Roldán, que entre frases igual de estrambóticas que las de sus colegas dijo una gran verdad que conviene recordar siempre: «el tema de Navarra es un asunto de Estado».

Por parte del PSOE el cabeza de la delegación era Santos Cerdán, mano derecha de Pedro Sánchez, ministro sin cartera y caso de éxito foral. Destacaba también Idoia Mendia, la secretaria general del PSE. Según ella, «el proyecto socialista es una enmienda a la totalidad a los proyectos nacionalistas vascos que se tratan de imponer en Navarra y al proyecto nacionalista foralista de UPN al que se han sumado, de manera un tanto incoherente, PP y Ciudadanos». Se entiende, pero no está claro.

Se puede entender que el precedente del Gobierno que inaugurará Chivite no es tanto el de Uxue Barkos como el de Iñigo Urkullu; el del pacto entre PNV y PSE que gobierna las instituciones de los otros tres territorios vascos. Solo que allí manda el PNV y aquí no tanto.

Ayer mandó mucho la imagen exterior. Si todo va normal, a partir de hoy se impondrán las matemáticas y la política.