Un arrebato de furia en la nieve

El propio Liam Neeson reconoció hace algunos años que su única terapia para superar la muerte de su compañera sentimental Natasha Richardson ha consistido en trabajar y trabajar sin prestar excesivo interés en las producciones que le ofrecían. Esta vorágine le ha llevado a aceptar todo tipo de proyectos que, en algunos casos muy llamativos, jamás hubiéramos relacionado con el protagonista de “La Lista Schlindler”. Su participación en diferentes thrillers de acción nos hicieron temer que el irlandés retomará el testigo de justiciero ciudadano legado por Charles Bronson. Por suerte, en esta auténtica jungla de balas y quebrantamientos de huesos, Neeson también ha sabido poner de manifiesto su gran personalidad y ha sabido exprimir esa faceta de cercanía que casi siempre suelen transmitir sus personajes. Ejemplo de ello es su reciente “Venganza bajo cero”, la cual transcurre por derroteros mucho menos aparatosos que la trilogía “Venganza”. Siguiendo las pautas dictadas por el thriller original noruego “Uno tras otro”, filmado en 2014 por Hans Petter Moland, Neeson se mete en la curtida piel de un rudo quitanieves que emprenderá una impalcable venganza contra quienes mataron a su hijo –encarnado por el propio vástago del actor, Micheál Richardson– por culpa de un asunto de drogas en el que se vio involucrado de manera accidental.
Lo que nos ofrece nuevamente Moland en esta nueva versión es un thriller áspero y contundente en el que, enmarcado en pasiajes gélidos, volvemos a toparnos con la gran personlidad y cercanía de un actor que transforma su vehículo quita nieves en una arma letal. A lo largo de la narración no encontramos elementos originales significativos, más bien todo lo contrario porque todo transita por rutas ya visionadas en multitud de películas. No obstante, su gran virtud es que la película cumple con creces su cometido de entretener.

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