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El arte de crear globos terráqueos a mano

Cansado de no encontrar un globo terráqueo decente, el británico Peter Bellerby decidió fabricarse uno, aunque en ese momento no se percató de que acababa de encontrar su vocación, que acabaría despertando el interés de coleccionistas de todo el mundo. En una década, su empresa se ha convertido en uno de los fabricantes más solicitados, con productos hechos a medida que hacen las delicias de jefes de Estado, multinacionales y particulares. En su taller, de unos 400 metros cuadrados y situado en una tranquila calle de Londres, el equipo liderado por este antiguo promotor inmobiliario elaboraba apenas un puñado de globos terráqueos al año, pero en la actualidad esa cifra alcanza ya los 600. El equipo está compuesto por ilustradores pintores, cartógrafos, grabadores y profesionales de la madera, que se sincronizan para sacar adelante este trabajo de orfebre, que dura varios meses en cada caso. Los modelos y precios varían, aunque el más económico cuesta 1.200 libras (1.300 euros) y los más exigentes pueden llegar a costar 79.000 libras (88.000 euros).