El odiado y a la vez amado Tarantino representa al cineasta cinéfilo de nuestro tiempo, obligado a resultar talentoso a partir del trabajo de los grandes maestros que le precedieron. Sé que es una gran putada generacional, pero es lo que le toca. Personalmente no tengo ningún problema en reconocer que dentro de dicha categoría prefiero a Wes Anderson, aunque eso ya es cuestión de gustos.

Tarantino ha conseguido tenernos a todos y a todas hechos un lío. No se me ocurre otro director actual que trabaje para los grandes estudios capaz de suscitar reacciones tan encontradas con su nuevo trabajo, que se supone va a quedar como el penúltimo. Están desde quienes dicen que es su mejor película a quienes opinan por el contrario que es la peor, más el reducto restante de los y las que hacen bien en no posicionarse de forma tan extrema.

Como veo que cada cual tiene su propia lista de preferencias tarantinianas, no me puedo resistir a añadir una más a la ceremonia de la confusión. Por orden de mejor a peor las mías serían: 1. “Reservoir Dogs”. 2. “Los odiosos ocho”. 3. “Death Proof”. 4. “Jackie Brown”. 5. “Kill Bill”. 6. “Malditos bastardos”. 7. “Pulp Fiction”. 8. “Django desencadenado”. 9. “Érase una vez en... Hollywood”. Ojalá su décimo largo introduzca una variación para bien.