Iker BIZKARGUENAGA
BILBO

Reivindican que es hora de desatar nudos y lograr «una solución justa»

Bajo un sol que llevó el mercurio hasta los 35 grados, pero con buen ambiente y entre gritos de «euskal presoak etxera», 3.500 personas participaron en la manifestación convocada por Sare en Bilbo. Los organizadores expusieron que «por una solución justa, debemos reparar en todos los sufrimientos y avanzar para superarlos y acabar con ellos».

Unai Iturriaga y Josu Zabala, entonando la canción “564” de Hertzainak, siempre emotiva, pusieron el broche a la manifestación que convocada por Sare recorrió el centro de Bilbo en el día grande de Aste Nagusia.

Unas 3.500 personas, según el recuento realizado por GARA, secundaron la convocatoria, que partió a las 12.30 desde la Plaza Elíptica con el lema “Korapiloak askatzeko unea da. Denok batera, presoak etxera!”. Minutos antes, los portavoces de la red ciudadana Olatz Iglesias e Inaxio Oiarzabal valoraron que «para una solución justa, debemos reparar en todos los sufrimientos y avanzar para superarlos y acabar con ellos», explicando que eso era justamente lo que reivindicaba la marcha de ayer.

Al respecto, señalaron que las personas que iban a participar en ella «son reflejo de una sociedad que como la nuestra quiere dar pasos en favor de la paz y la convivencia». Y tras recordar que Sare está implicada en ese objetivo, indicaron que «para poder avanzar como pueblo, para poder ahondar en la convivencia y para dar solución a la problemática de los y las presas y exiliadas vascas, es imprescindible la activación y compromiso de la sociedad civil».

Protagonistas de la solución

«Todos y todas debemos ser parte activa en una solución justa a las consecuencias de las violencias que se han ejercido en Euskal Herria, y los presos y presas vascas, junto a las víctimas, deben tener un protagonisto especial en la solución», apostillaron, añadiendo que «tenemos claro que una solución justa y digna para todos supone sustituir el odio y la venganza por la mano tendida y por el reconocimiento del sufrimiento del otro». Para Sare, «todos y todas debemos hacer un esfuerzo para cerrar heridas, y ello nos va a exigir no hacer nada que pueda herir los sentimientos del otro», apostillando que «esto es de aplicación a todos y todas».

Tras concluir las declaraciones a los medios, las personas que aguardaban a la sombra de un sol inclemente se pusieron detrás de la cabecera y comenzó la manifestación, que abrió un grupo de trikitilaris y a la que asistieron integrantes de diversas comparsas, cargos electos de EH Bildu, expresos y expresas, y también varias personas encausadas en el macrosumario 11/13, que a partir de setiembre van a ser juzgadas en la Audiencia Nacional española precisamente por trabajar en favor de los represaliados vascos. Dos de ellas, Arantza Zulueta y Roberto Noval, portaron la pancarta.

Bandera uruguaya

Por detrás, la marcha fue sumando unidades en su avance por la Gran Vía, entre gritos de «euskal presoak etxera!». Dentro de la multitud, además de algunas esteladas y una gran enseña navarra, era bien visible una bandera de Uruguay, el país de Fernando Morroni y Roberto Facal, dos jóvenes acribillados hace justo hoy 25 años durante una movilización de solidaridad con tres refugiados vascos que solicitaban asilo político.

Tras abandonar la calle principal de la villa, la movilización fue callejeando por la zona de Jardines de Albia hasta enfilar, a través de Colón de Larreategi, la calle Buenos Aires y entrar desde allí hacia el Ayuntamiento.

Fue en ese cruce entre ambas calles –donde un termómetro marcaba a esa hora nada menos que 35 grados– el lugar donde GARA llevó a cabo el recuento. La manifestación tardó 17 minutos en pasar de inicio a final por ese punto, a una media de 21 filas por minuto y diez personas por cada fila: 3.570 en total.

Algunas de ellas todavía faltaban por llegar hasta la explanada del edificio consistorial cuando empezó el sencillo y bonito acto que, con poesía y música, cerró la manifestación.