El nombre de Pedro Muguruza Otaño no es muy conocido en la Euskal Herria actual, pero se trata de uno de los arquitectos del Valle de los Caídos, de plena actualidad estos días por la al parecer inminente exhumación de los restos de Franco allí enterrados. Es también, por cierto, el constructor del Cristo de Urgull (también polémico), del Sagrado Corazón de Bilbo o del monumento a Navarro Villoslada de Iruñea.

Y Pedro Muguruza se llama también una de las calles principales de Elgoibar; de hecho, es una avenida. Se trata, obviamente, de un reconocimiento de las instituciones franquistas, en línea con los cargos que ocupó en el régimen además de su labor como arquitecto. Fue director estatal de Arquitectura –nombrado por la Falange, que se había encargado de ese área–, así como consejero del Movimiento y procurador en las Cortes franquistas en 1943, nada más acabar la guerra, y también en 1946. Serían sus años culmen también en Elgoibar: en 1943 se le designaría hijo adoptivo y tres años después subiría al grado de hijo predilecto.

Muguruza murió en 1952, tras una extensa obra arquitectónica que incluyó también la planificación de zonas de villas en Hondarribia o Zarautz, e incluso una etapa como fubolista en el Athletic Aviación de Madrid (embrión del actual Atlético). Todo ello dentro de un perfil poliédrico también en lo que atañe a sus simpatías políticas, porque también han aparecido voces que destacan que ayudó a republicanos represaliados en algunos momentos concretos.

La anomalía que supone que siete décadas después siga teniendo un reconocimiento de tal nivel en Elgoibar será reparada, aunque por el momento no está claro cómo. El Pleno del Ayuntamiento aprobó la pasada semana una moción conjunta (PNV, EH Bildu y Elkarrekin Podemos) para que en la plaza más corto posible se retiren de las fachadas de la localidad los elementos de cualquier tipo que conlleven una exaltación franquista, y para que dentro de ello se estudie el cambio de nombre de la avenida por medio de un proceso participativo que se irá detallando, con la Mesa para la Convivencia como centro de operaciones.

EH Bildu matiza en una nota que «en nuestra opinión no hay que debatir si se quita o no el nombre de Pedro Muguruza, sino por cuál se reemplazará. Y el de una mujer sería muy apropiado, dado que hay muy pocas en Elgoibar», añade.

La decisión supone un cambio de prisma en el PNV, que gobierna la localidad desde XXX. En 2014, cuando la cuestión de la avenida ya empezaba a suscitar polémica, el entonces alcalde Alfredo Etxeberria explicaba en ‘‘Argia’’ que «no tenemos intención de cambiar el nombre: Muguruza fue un arquitecto de su tiempo, tuvo importancia, era civil y no militar. Por otro lado, el Gobierno Vasco recomienda cambiar los nombres de calles en los casos en que son cargos públicos o empresarios famosos, pero cada corporación puede decidir mantenerlo. No es algo de obligado cumplimiento».

Elgoibar 1936 recuerda la ley

Con todo, la literalidad del acuerdo municipal suscita algunas dudas a colectivos como Elgoibar 1936, que han llevado la delantera en esta demanda hace años. Recuerda en su página web que «no creemos que sea eso lo que dice la Ley de Memoria Histórica», en la que, según reproduce, se insta claramente a las instituciones públicas a «tomar las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura».

EH Bildu comparte este criterio: «Tenemos claro que la ley de memoria histórica debe cumplirse en su totalidad, y además cuanto antes»

Elgoibar 1936 deja una última reflexión: «¿Tenemos que decidir si un franquista merece una calle en Elgoibar? ¿Puede ser un pueblo democrático el que tiene placas y calles franquistas?».