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Espadas en alto en la guerra comercial entre EEUU y China

El «significativo» acuerdo parcial alcanzado entre EEUU y China para frenar la guerra comercial que libran desde el pasado año tiene tintes de tregua, con detalles y cuestiones espinosas aún no resueltas. Analistas afirman que es un «paso de bebé». La política arancelaria derivada de la disputa ha lastrado el crecimiento económico mundial.

«Hemos alcanzado un acuerdo significativo de primera fase (...) pero todavía no está redactado», anunció el presidente estadounidense, Donald Trump, a los periodistas tras la reunión en el Despacho Oval con el viceprimer ministro chino, Liu He.

El pacto se pondrá sobre papel a lo largo de las próximas cuatro semanas y el objetivo es que Trump y el presidente chino, Xi Jinping, lo firmen durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se celebrará en Santiago de Chile el 16 y 17 de noviembre.

«Este es un acuerdo tan grande que lo estamos haciendo por secciones», explicó Trump, quien precisó que se empezará a negociar una «segunda fase» en cuanto se firme la primera y no descartó una tercera etapa.

Liu se limitó a referir unos diálogos «constructivos» con «avances significativos en muchas áreas» y que China está «contenta con eso».

Y es, precisamente, la falta de concreción del contenido del acuerdo anunciado por Trump, centro de un proceso de destitución, lo lleva a analistas a considerarlo una tregua.

«No es gran cosa y no avanza mucho en las grandes cuestiones», advirtió Barry Naughton, de la Universidad de California.

El acuerdo permite a ambos países, inmersos desde marzo de 2018 en una guerra comercial sin cuartel, evitar una escalada que podría ser perjudicial para su economía.

Compras y aranceles

Pekín se comprometió a comprar más productos agrícolas procedentes de Estados Unidos, una medida reclamada desde hace tiempo por el presidente estadounidense, que se presentará a un segundo mandato. Esta debería beneficiar a parte de su electorado: los agricultores.

A cambio, Trump renunció a elevar entre un 25% y un 30% los aranceles sobre 250.000 millones de dólares en importaciones chinas a EEUU, algo previsto para el martes. «Mientras atravesamos el proceso de documentar lo acordado, no implementaremos el aumento de los aranceles», dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.

«La ausencia de detalles y el mismo hecho de que hubieran hecho falta semanas para lograr este 'paso de bebé' ahogó el optimismo» en torno a los diálogos, según el analista de AxiTrader Stephen Innes.

«Se trata de una etapa importante, no tanto por el contenido sino por el método que, con mucha incertidumbre, puede conducir a una serie de entendimientos progresivos», apuntó Naughton.

El acuerdo también afecta a la propiedad intelectual, una mayor cobertura del sector de los servicios financieros chinos y un apartado sobre las tasas de cambio. «Se realizaron progresos sustanciales en esos ámbitos», comentó ayer la agencia Xinhua, sin precisar los avances en cuestión.

La guerra comercial, que ha entorpecido las relaciones entre Pekín y Washington, se traduce desde el año pasado en unos aranceles recíprocos sobre cientos de miles de millones de dólares en intercambios anuales. Un diferendo que amenaza al crecimiento de las dos primeras economías mundiales y al del resto del mundo.

El crecimiento del PIB de China alcanzó el 6,2% interanual en el segundo trimestre de 2019, su nivel más bajo en al menos 27 años. El viernes, Pekín publicará las cifras del tercer trimestre.

«La tregua [...] es indispensable para estabilizar el crecimiento de China a corto plazo», afirmó Song Houze, del grupo de reflexión MarcoPolo, especializado en economía china.

«La desaceleración en EEUU obliga a Washington a la prudencia y una intensificación de la guerra comercial parece poco probable», destacó.

Nudos a desatar

Sin embargo, un verdadero avance en las negociaciones es «poco realista, pues hay temas espinosos no resueltos», como las subvenciones masivas que reciben las empresas públicas chinas o la cuestión de las empresas tecnológicas.

La suerte del grupo de telecomunicaciones chino Huawei, al que Estados Unidos acusa de colaborar con los servicios de inteligencia de Pekín, por lo cual le impuso fuertes sanciones, no está incluida en el acuerdo. Tampoco se tomó ninguna decisión respecto a los recargos aduaneros del 15% que deberían entrar en vigor en diciembre en Estados Unidos y que afectarán a productos chinos de gran consumo.

Pese a todo, tanto los mercados financieros como la Cámara de Comercio estadounidense celebraron el principio de acuerdo alcanzado. «La suspensión del aumento de los aranceles a China es una noticia bienvenida para los negocios, agricultores y consumidores» y podría «abrir la vía a un acuerdo más exhaustivo y aplicable», consideró la Cámara de Comercio.

«Por fin, un rayo de esperanza en la relación comercial entre Estados Unidos y China», manifestó el vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio, Myron Brilliant, en un comunicado.