Raimundo Fitero
DE REOJO

Alzador

Existió durante muchas horas un alzador, una tarima de madera forrada, que estaba en el lugar donde iba a hacer una vez más el gamberrito de derechas el chico del adoquín. La Academia de la TV, aseguraba que era una petición, pero desde el equipo de entretenimiento de Rivera, decían que no. Lo veíamos por la señal oficial, pero después a la hora de la verdad, cuando empezó el paripé, no estaba. Había desaparecido porque había un hombre, un varón, con un mocho, limpiando el plató. Hace unos meses la única mujer era la limpiadora, ahora había un limpiador.

No tengo remedio. No me pude reprimir. Me tragué las previas de varias cadenas y el llamado debate de principio a fin. Los análisis posteriores me parecieron un exceso. Estoy preparado, muy entrenado, para consumir horas de televisión de la nadería, soy un especialista en buscar los detalles de los candidatos en estado de máxima cobertura electoral que puedan ayudar para hilvanar una conexión con la realidad, pero en esta ocasión solamente saco en claro que la presidenta de la Academia, María Casado, estuvo recibiendo a los candidatos en la calle, con un traje sin mangas mientras hacía un frío notable y que el pistolero de Amurrio tuvo sus minutos de gloria televisiva que nos van a traer años de dolor al resto de los televidentes.

Los controladores de tiempo y anunciadores de los tramos estuvieron bien, como siempre, Ana Blanco reivindicativa por la falta de candidatas. Casado dice nosotros y yo no dependiendo de si se trata de reivindicar gestiones del PP o de la Gürtel, que es lo mismo. Iglesias, sigue fiel a su champú acondicionador y el que está en funciones, necesita algo de pilas y se le nota cansino. Nadie rebatió el fascismo de Vox, por lo tanto, todos cómplices por dejación. El del alzador es un candidato menguante. Catalunya sigue al Este.