La competición se reanuda en Primera, al menos hasta el 20 de diciembre. Esa es la fecha límite que han acordado clubes y sindicatos para firmar el convenio en el que vienen trabajando desde hace más de un año. Si tampoco esta vez hay apretón de manos, las futbolistas volverán a parar.

La base sobre la que trabajarán es la propuesta de mediación realizada la semana pasada por la Dirección General de Trabajo, que incluye las dos principales reivindicaciones de las futbolistas, el salario mínimo de 16.000 euros y la parcialidad mínima del 75% de la jornada (lo que dejaría el sueldo en un mínimo de 12.000 euros anuaes). Los sindicatos habían acogido la propuesta con agrado desde un principio. En menor medida Fubolistas ON, que exige que el convenio sea sectorial y no de franja y en mayor AFE, que de hecho ya se mostró dispuesto a suscribir la propuesta la semana pasada.

No lo hizo entonces la Asociación de Clubes, al entender que la proposición de Trabajo atendía las demandas de las futbolistas pero no las limitaciones de los clubes. Cinco días y una jornada suspendida por la huelga después, la patronal acepta esas dos grandes reivindicaciones –salario y parcialidad mínimos– y no cree que haya demasiada «lejanía» entre las partes en el resto de demandas, sobre maternidad, bajas, etcétera.

El principal escollo es el mismo que en los meses anteriores, el dinero. De hecho, en la nota emitida por la ACFF tras la reunión de ayer, en la que confirmaba el acuerdo con los sindicatos para «continuar con las negociaciones del convenio colectivo hasta el 20 de diciembre sobre el marco de negociación establecido en la propuesta definitiva de la Dirección General de Trabajo (...), que podrá ser objeto de las matizaciones que puedan surgir en las negociaciones», subrayaba que la posibilidad de alcanzar un acuerdo queda supeditada «a la obtención de ingresos para la competición».

Y llegados a este punto, habría que hablar no de uno, sino de dos escollos: el dinero y la Federación Española, que hasta ahora se ha negado a sentarse siquiera con Mediapro para trabajar en un acuerdo paralelo por los derechos de retransmisión, que permita a los clubes responder a las demandas de los sindicatos, para lo que, según sus cálculos, necesitan 1,5 millones de euros.

Para ello, la ACFF propone a la Federación Española –vuelve a proponer, sería más acertado– que permita a sus asociados adherirse al programa Elite, con el consiguiente acceso a los fondos federativos, sin que eso hipoteque sus derechos de imagen y aprovechando que Mediapro accedió a romper el acuerdo televisivo firmado en primavera, a cambio de un nuevo acuerdo que le permita retransmitir dos partidos por jornada en abierto y por el que pagaría, precisamente, 1,5 millones al año. El acuerdo con la Española «no solo desbloquearía el tema de la financiación de cara a la huelga, sino muchos de los problemas de cara a los derechos audiovisuales de muchos partidos que se están dando y el tema de los soportes propios de los clubes con Iberdrola. La intención es hablar esta semana con la Federación», explicó Rubén Alcaine, presidente de la ACFF.

Y es que aunque parezcan dos cuestiones independientes, a nadie se le escapa que la resolución del problema de los derechos de televisión, un fuego cruzado que atrapa en medio a equipos y futbolistas, es imprescindible para determinar si los clubes pueden asegurar unas condiciones dignas a sus futbolistas y su propia viabilidad.

De momento ganan un mes para seguir buscando recursos y corresponder la confianza de los sindicatos que, pese a las dificultades evidentes, han aceptado desbloquear la huelga para seguir negociando. Para el presidente de AFE, David Aganzo, ayer fue «un día importante» y destacó que el avance «es fruto de la lucha de nuestras compañeras. De su sacrificio y unión están sacando soluciones».

Huelga total ¿con más consecuencias?

El seguimiento a la huelga convocada en Primera fue absoluta. La realista Maddi Torre fue la única jugadora de los 16 equipos de la categoría que se presentó en el campo. El resultado, que los ocho partidos de la novena jornada quedaron suspendidos. Las colegiadas, que sí acudieron a la cita, señalaron en sus actas la incomparecencia de los equipos.

La huelga ya ha tenido su primera consecuencia, la nueva ronda de conversaciones entre patronal y sindicatos, y ahora habrá que ver si tiene más, algo que está en manos del Juez Único de Competición. Tendrá que decidir si la suspensión se debió a una causa de fuerza mayor, como una huelga sectorial, lo que en principio exoneraría a los clubes por su incomparecencia. Si no lo ve así, podría sancionarles. No tendría relevancia la pérdida de tres puntos, ya que afectaría a todos, pero sí la amenaza consiguiente: otra incomparecencia podría costarles la expulsión de la competición.A.U.L.