TXUS PÉREZ ARTUCH
Iruñea
GUTUNAK

El avispero agitado

¿Por qué no nos cuentan ahora qué ocurre mirando al Atlántico más allá de Finisterre? ¿No les interesa mantenernos informados? ¿O todo marcha bien? Por supuesto que no.

Intereses ocultos tras grandes recursos naturales, crisis políticas provocadas a control remoto para dejarlas a merced del tintineo de las fuerzas policiales y militares, las cuales, a pesar de ser las mismas que velan por el pueblo, no dejan de estar armadas.

Prueba de la implicación de la mano blanca en todo esto es el ocultamiento o la información diluida en los noticieros nacionales entre medio de las novedades de robots del gigante asiático o que Venecia se ahoga.

Desde que se activó el ventilador de las elecciones del pasado 10N, la pelusa del ombligo informativo giró en barrena alrededor de Madrid, Madrid, Madrid… que dice el chotis.

Entonces, ¿todo está solucionado en Venezuela? La memoria es frágil y con tanta y continua (des)información es posible caer en el despiste, pero les aseguro, y si no tiren de hemeroteca, que la que nos metieron con el país bolivariano fue digna de asignatura de periodismo manejo de masas.

El Cono Sur se asemeja a un avispero agitado desde hace meses, años según países y nos llegan de lejos los zumbidos de las calles de Santiago, Quito o Buenos Aires. ¿Cuestión de tiempo que Brasilia, Bogotá o Lima escuchen sus tripas y las pongan a reclamar justicia y condiciones dignas?

Bolivia tirita de miedo. Es verdad que su presidente incumplió la máxima de dos mandatos seguidos en el poder, pero también es cierto que la pobreza y la educación habían mejorado considerablemente en los últimos años. Arriada ya la Wiphala (bandera indígena), y con el propio Morales fuera del país, los brotes racistas saltan en la calle. Se trata de eliminar etnias o razas autóctonas incómodas por su color, ideologías, costumbres o inadaptación elegida y sostenida ante nuestra sordera implacable.

Seguir haciendo del sur la tela de araña del norte ante el beneplácito de occidente de tez blanca, es decir, de «no color».