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iruñea
DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA

Más feminismo contra la violencia

«Todo está dicho, es hora de actuar». Este es el lema con el que miles de personas se echaron ayer a las calles de Euskal Herria a plantar cara a la violencia contra la mujer. Dejaron claro que ya basta de posicionamientos vacíos. La batalla del discurso está ganada. De lo que se trata ahora es de poner remedio y medidas efectivas.

Con una hora de diferencia, cuatro grandes manifestaciones recorrieron otras tantas capitales respondiendo a la llamada del Movimiento Feminista de Euskal Herria. La suya fue la más llamativa y numerosa de las movilizaciones con motivo del 25 de noviembre, una fecha en la que se organizan multiplicidad de actos en cientos de localidades vascas. Buena parte de ellas, a impulso de las propias instituciones. De ahí que el mensaje del movimiento feminista fuera que lo de ayer no puede convertirse en un mero gesto anual y que toca poner los medios para acabar de una vez por todas con esta tragedia.

«No queremos palabrería, queremos unos presupuestos feministas, queremos coeducación real, queremos medidas efectivas para erradicar las violencias machistas», se proclamó al final de la manifestación de Iruñea.

A mediodía, eran los ayuntamientos los que realizaban los actos de repulsa. El de Gasteiz, por ejemplo, se sumaba al texto que había propuesto Eudel, en el que se remarca el papel que han de jugar los ayuntamientos en la lucha contra la violencia en tanto que son las instituciones más cercana a la ciudadanía.

En Bilbo se escenificó una lectura participativa en la que tomó parte el alcalde y portavoces de asociaciones y organizaciones implicadas en la lucha diaria contra la violencia o que tejen redes de apoyo a las víctimas, como Cruz Roja, Euskal Gorrak o Zubietxe.

En Donostia, por su parte, la fachada del Ayuntamiento se iluminó con el color morado desde el domingo. El Consistorio, además, aprobó un documento en el que se autoimpone la obligación de dotar de medios suficientes a sus servicios sociales para atender a las mujeres que son víctimas y acuden a ellos en busca de ayuda.

El Ayuntamiento de Iruñea simplemente salió del paso. Una concentración de repulsa al uso se cerró con declaraciones del alcalde, Enrique Maya, que lanzó un discurso en favor de la implicación «cada vez mayor» de los hombres en esta lucha.

Eso sí, en un documento aprobado por el Ayuntamiento con motivo de la jornada de ayer también se admite que aunque se ha andado un largo camino, «aún queda mucho por andar». Por ello, se reclamó una «mayor complicidad» de los varones hacia quienes sufren de este tipo de violencia.

El lehendakari de la CAV, Iñigo Urkullu, se concentró en Gasteiz ante la sede de la Lehendakaritza, junto con varios consejeros de su Gobierno y la directora de Emakunde, Izaskun Landaida. Esta última subrayó que las instituciones no van a permitir «ni un paso atrás». Y subrayó que resulta esencial que las víctimas no se sientan solas, sino «arropadas» por su entorno y la propia sociedad.

Chivite insiste en educar

Por su parte, a la presidenta navarra había que buscarla ayer en Madrid. María Chivite acudió a recoger un premio al programa Skolae, entregado por el propio Gobierno español. El galardón llega después de que la Unesco lo hubiera reconocido como el mejor programa de educación para la mujer del mundo. La autoría de Skolae corresponde al gobierno anterior y, de hecho, el PSN ha desmantelado al equipo que lo sacó adelante. Sin embargo, Chivite sigue defendiendo el programa Skolae como si fuera mérito suyo.

De este modo, Chivite mostró su compromiso para extender el programa a todos los centros que reciben fondos públicos. «La coeducación, la educación afectivo sexual y en salud sexual tiene que ser entendida y aceptada también por aquellos sectores que están oponiendo resistencia a este programa», afirmó la presidenta. Chivite insistió, además, en que «negar la influencia de la educación en los preocupantes datos de violencia contra la mujer es no querer ver la realidad».

Movilizaciones sindicales

El sindicato LAB llevó el problema a su dimensión laboral. Así, en sus movilizaciones en distintos puntos e Euskal Herria (en Iruñea lo hicieron frente a Trabajo) se leían lemas como “En el lugar de trabajo, autodefensa feminista”, “Inspección de trabajo, no miréis hacia otro lugar”, “El acoso sexual se da todos los días” o “Estamos hartas de que cuestionéis nuestra palabra”. En el mismo sentido, ELA reclamaba la «despatriarcalización del trabajo».

UGT, por su parte, reclamó ayudas para la inserción laboral de las víctimas. Según los datos que maneja esta central, el 82% de las mujeres en esta situación son «poco independientes económicamente».

Asimismo, la EHU-UPV insistía en que «la violencia contra las mujeres no se puede justificar, no se puede ocultar, no se puede silenciar».