El Ejército ruso amplía a Mali su área de influencia militar
Mercenarios rusos de Wagner en la capital, Bamako, venta de helicópteros... paso a paso, Rusia recupera su histórica relación con Mali en nombre de la lucha contra el yihadismo, en plena degradación de la seguridad en el Sahel pese a la presencia de 4.500 soldados franceses.
En junio de 2019, el ministro maliense de Defensa, general Ibrahim Dahirou Dembélé, firmó un acuerdo militar con Rusia, país que tras cinco años de sanciones occidentales, lleva a cabo una campaña en África para conquistar mercados y aprovisionarse con sus recursos naturales.
Sobre el papel, el acuerdo firmado el año pasado con el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoighu, fue muy modesto: Moscú, que ya le suministró en 2017 dos helicópteros de ataque MI-35, espera vender a Bamako otros dos aparatos, incluida la asistencia técnica (a Burkina le vendió otros dos).
Pero la presencia rusa se concreta. Hace semanas, el grupo de mercenarios rusos Wagner, que pertenecería a un empresario ligado al Kremlin, desembarcó en la capital de Mali, según confirman dos fuentes de seguridad distintas de África.
Su desembarco se habría decidido en la primera cumbre Rusia-África en Sochi en octubre pasado. Wagner ya está presente en Libia, junto al mariscal Jalifa Haftar, en Mozambique, República Centroafricana e incluso en Madagascar y Sudán.
Viejas relaciones
Rusia no llega a tierra ignota. En la Guerra Fría, la URSS tenía estrechas relaciones con Mali que, desde su independencia de la metrópoli francesa en 1961, giró hacia el socialismo y tuvo acuerdos de cooperación, también militar, con Moscú.

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