No se ponen de acuerdo los bocachanclas sobre si se jugó el partido del siglo y medio o de medio siglo, pero los medios de comunicación convirtieron eso que llaman El Clásico, en un clásico ejercicio de manipulación, tremendismo y partidismo. Todo lo que se montó previamente es una especie de performance del disparate. Tanto unos como otros. Porque después, en el campo de fútbol, allí donde estaban metidos los millones de euros en las piernas de los jugadores, los millones de euros en las retransmisiones, los millones de personas que se convierten en audiencia consumidora, no pasó nada más, que lo que acostumbra a pasar. 

Si existiera el VAR judicial, ahora podríamos saber que a la injusticia española le sienta mal Europa. No es que sean euroescépticos, es que son, jurídicamente, unos inadaptados. No son capaces de supera su doctrina franquista, sus tics del TOP, cuando se juzgaba con militares togados a las acciones políticas y todo el entramado jurídico actual, les viene grande. Es una constante, casi todo lo que va a los tribunales europeos, se dictamina en contra de los abusos de los tribunales españoles o de sus jueces más doctrinarios. Ahora el lío es grande. Junqueras debería estar en la calle desde el mismo instante en que fue proclamado europarlamentario, por lo que ahora deben sacarlo, mandar un suplicatorio a Europa y ver qué pasa. Y de paso Puigdemont y Comín, adquieren la inmunidad que el TS español les niega.

No sabemos en qué siglo político y democrático estamos en cuanto se refiere a la justicia, que todavía se escribe con minúsculas. Todos esos juicios políticos que son una farsa, los abusos judiciales antidemocráticos y vengativos son rebatidos con sentencias en Europa, pero cuando el mal ya está hecho. Y de manera imposible de reparar.