Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Una vieja fórmula

La prensa y las tertulias andan revueltas, casi más que los dirigentes de los partidos constitucionalistas. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) acaba de notificar que al diputado de ERC en el Congreso, Oriol Junqueras, no se le respetó la inmunidad y debió de ser liberado en el mismo instante en que salió elegido. Mientras el Tribunal Supremo decide cómo interpretar la resolución, los medios de comunicación y sus respectivos analistas y «expertos» en materia jurídica han sacado sus baterías de ataque y defensa, intentando racionalizar y justificar una sola cuestión: que Junqueras debe de continuar en la cárcel porque es un independentista, condenado por sedición, que atentó contra la unidad de España, un mensaje sencillo y populista muy fácil de divulgar. Algunos guardan la corrección política y para no traspasar la línea roja de la separación de poderes, se esmeran en hacer filigranas retóricas con los argumentos y el lenguaje; al final dicen lo mismo que los que, directamente, se tiran a la piscina y emplean el tono más burdo y patriotero de la derecha de toda la vida, ahora rejuvenecida con la aparición de Vox. No hay motivo para sorprenderse, se trata de la vieja fórmula utilizada por el sistema para fabricar ese eufemismo del pensamiento único, al que, democráticamente, llaman opinión pública. C’est la vie.