Joseba ITURRIA

Dos partes para ver la cara y la cruz de una misma moneda

La Real cerró un año completo con Imanol en el banquillo con 62 puntos en 39 partidos al aprovechar los errores de Osasuna en los cuatro goles y en la roja de Roncaglia cuando mejor estaba su equipo y peor los blanquiazules.

El partido fue el reflejo de las virtudes, muchas, y de los defectos, menos, que tiene esta Real. Las primeras son tener un entrenador que ha mejorado el estilo de juego que le llevó a Europa con Eusebio y que consigue que sus futbolistas disfruten con el balón sin asumir tantos riesgos y disfrutar de dos jugadores como Odegaard y Oyarzabal que están a un nivel de Champions y trabajan como si estuvieran en Segunda. El noruego marcó su cuarto tanto de la temporada y dio la quinta asistencia para el séptimo gol del eibartarra, que dio el pase a Portu que generó el saque de esquina previo al 2-4. Además el murciano marcó su quinto gol e Isak el cuarto con un poder ofensivo que permite a la Real ser el tercer equipo máximo goleador solo superado por Barcelona y Madrid.

Ese poder ofensivo que se vio en el primer tiempo permite esconder las carencias que trasmite el equipo en defensa cuando no consigue tener el control del juego y la posesión. La segunda mitad dejó en evidencia esos defectos que convierten a la Real en el equipo clasificado en puestos europeos que más goles encaja con 23 y uno de los errores en la composición de la plantilla al prescindir del mejor central izquierdo de la pasada temporada, Héctor Moreno, para fichar a Sagnan, que no ha contado en Liga, lo que ha convertido a Diego Llorente en un central izquierdo nada fiable cuando en el perfil derecho se ganó ser convocado con la selección española.