Aunque Keiichi Hara empezó dirigiendo entregas de la franquicia infantil “Shin Chan”, posteriormente ha mostrado un interés por madurar visualmente, tal como refleja su anterior realización sobre el universo del pintor decimonónico Hokusai y sus olas gigantes, o también la de imagen real dedicada al maestro del cine japonés Keisuke Kinoshita. En “The Wonderland” (2019), también conocida como “Birthday Wonderland”, hay una clara influencia estética del estudio Ghibli, algo común a toda una generación de animadores que se sienten herederos de Hayao Miyazaki. El padre del anime siempre quiso adaptar los relatos infantiles de la escritora Sachiko Kashiwaba, y en cierta forma lo hizo en “El viaje de Chihiro” (2001). Las referencias al universo de Lewis Carroll y su famosa Alicia quedan aún más de manifiesto en la película de Hara, basada directamente en un libro de Kashiwaba que viene a ser la libre traducción japonesa de “Alicia en el País de las Maravillas”.

La protagonista es rebautizada como Akane, una escolar que prefiere quedarse en la cama jugando con su gato seguramente para evitar el acoso en el colegio. Como es la víspera de su cumpleaños la madre la envía con su tía Chii, que regenta una tienda de antigüedades, de cuyo sótano emergen las figuras del alquimista Hipócrates y su aprendiz Pipo, quienes abren un portal a otra dimensión. En dicho mundo mágico Akane es recibida como una salvadora, ya que la falta de agua está provocando una desertización que conlleva la pérdida del color.

El mensaje ecologista aparece en primer término, pero también esta historia de iniciación posee un trasfondo feminista, ya que Akane y Chii protagonizan escenas de carretera inspiradas en “Thelma y Louise” (1991). Sin embargo, es una obra que carece de originalidad narrativa, por fiarlo todo a su plasticidad y a los diseños artísticos del ilustrador ruso Ilya Kuvshinov.