EDITORIALA
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Escalada muy peligrosa y de significado global

Cuando el sol se puso en Oriente Medio anteayer a la noche, pocos podían imaginar que cuando volviera a salir la situación política y militar de la región estaría completamente alterada, al borde de una guerra abierta. Hasta ayer, el ruido de sables era una especie de normalidad aceptada por las partes, pero todos parecían evitar cruzar las líneas rojas. Las apuestas han subido drásticamente con la muerte del general iraní Qasem Suleiman en un bombardeo de la aviación de EEUU en el aeropuerto internacional de Bagdag ordenado por Donald Trump, que probablemente sea percibido por Teherán como una declaración de guerra, como una agresión contra el estado que requiere una respuesta firme.

Los acontecimientos en víspera del año nuevo, especialmente el asalto a la embajada de EEUU en Bagdad, no parecían predecir un cambio tan drástico, tan sísmico, de las reglas de juego. Con la muerte de Suleiman, y de otros líderes de milicias iraníes y libanesas, definitivamente, se abre un nuevo capítulo. Anuncia una escalada extremadamente peligrosa y seria, en un conflicto de significado y derivadas globales. La retórica de las palabras de guerra ha dado paso a las acciones beligerantes directas y los líderes de Irán y EEUU ya anuncian un ciclo de venganza ejemplar, por una parte, y de demostración de autoridad que nadie debe atreverse a minar, por otra parte, con potencial para descontrolarse y dejar consecuencias impredecibles.

En el ethos de la revolución iraní, morir es servir y el martirio, una recompensa. Pero el golpe ha sido devastador para Teherán, que anuncia venganza y se juega parte de la credibilidad del país. EEUU, a meses de unas elecciones en las que Trump se juega su reelección, ha querido volver a la escena internacional a lo grande y ha mandado un mensaje a otros poderes señalando lo que les espera si se siente amenazada. Así las cosas, suenan los tambores de guerra, las espadas están desenfundadas y en alto. Solo cabe esperar que no se confirmen los peores augurios, que los llamamientos a la contención no caigan en saco roto..