Nerea GOTI
BILBO
RADIOGRAFÍA DEL SECTOR DE TRABAJADORAS DEL HOGAR EN LA CAV

Mujeres sin papeles internas, precariedad e ilegalidad permitidas

La Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia ofreció ayer datos sobre la situación del sector que vuelven a poner el foco sobre las internas, en su mayoría migrantes que buscan regularizar su situación con ese empleo y que trabajan más de 80 horas semanales, con salarios por debajo del mínimo y sin apenas descanso, mientras nadie actúa.

La Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia (ATH-ELE) dibujó ayer una radiografía del sector a partir de los datos de 2019 recogidos en su servicio de asesoría jurídica (711 casos), una imagen en la que lo más preocupante tiene que ver con la situación de las internas y, en especial, con las mujeres sin papeles que desempeñan labores de cuidados de personas con alta dependencia.

Apuntó la integrante de la asociación Isabel Otxoa que se ha vuelto a incrementar el número de mujeres migrantes que trabajan como internas, lo que significa que «en nuestro país hay muchísimas trabajadoras resolviendo el problema social de los cuidados a base de condiciones que les obliga a aceptar la Ley de Extranjería».

Son, según expuso, las protagonistas de condiciones de precariedad «muy específicas» que tienen que ver con los requisitos de empadronamiento durante tres años y la formalización de un contrato de trabajo.

En la asesoría ven que muchas de estas mujeres soportan altas cargas de trabajo sin apenas descanso y por salarios inferiores al mínimo mientras tramitan documentación con sus países. Y en muchos casos se hallan con un despido porque el alta en la Seguridad Social sale más caro o por el fallecimiento de la persona que cuidan, y vuelven al punto de partida.

«Esto, como sociedad y como gobiernos, es una indignidad», destacó Otxoa, que recordó que «no tener papeles no significa no tener los mismos derechos que el resto de trabajadoras».

Desde ATH-ELE resaltaron que hay mujeres internas que trabajan más de 80 horas semanales, cuando el límite legal está en 60, por salarios que rondan los 800 euros (el SMI estaba fijado en 900 euros el año pasado).

Además, según los datos recopilados en 2019, «el 23% de las internas no disfruta de ningún descanso semanal».

Tal y como remarcó Otxoa, «otra indignidad que se conoce» es que en muchos casos a las internas no se les permite empadronarse en la casa en la que están viviendo y están pagando por el padrón en otras viviendas. «Esto tendría una solución, que las autoridades responsables controlasen el empadronamiento», agregó. Por eso, denunció que estas situaciones se conocen y se están tolerando.

Negativa de Lakua

En el terreno del trabajo en régimen externo, el dato positivo es que cada vez son más las trabajadoras dadas de alta en la Seguridad Social, una realidad que en ATH-ELE atribuyen a una mayor conciencia entre las mujeres en defensa de sus derechos.

La asociación criticó de nuevo la actitud del Gobierno de Iñigo Urkullu. Según destacó, «dar la espalda» a las trabajadoras del hogar es una constante por parte de un Ejecutivo que no ataja situaciones ilegales que se conocen, pese a contar con instrumentos para actuar.

La asociación, que es integrante de la Carta por los Derechos Sociales que llama a la huelga del próximo día 30, denunció, asimismo, la negativa del Ejecutivo de PNV-PSE a instar al Gobierno español para que tomara medidas para asegurar la cotización por el salario mínimo para 2019. «La respuesta fue que no iban a meterse en ese terreno y que la trabajadora que tuviera el problema lo hiciera de manera individual».