Las protestas ciudadanas se expandieron por todo el mundo en 2019. Serán su seña de identidad, con luchas que adquirieron dimensión planetaria, como el feminismo o la exigencia de reacción ante el cambio climático, y otras que se adaptaron a los contextos nacionales o locales ante el despunte de nuevas corrientes reaccionarias.

Euskal Herria no fue una excepción y el año concluido demuestra una enorme vitalidad social y política. El activismo tuvo sus máximas expresiones en el movimiento de pensionistas, en el sindicalismo, por la repatriación de los presos políticos o contra el racismo y la exclusión social. Catalunya vivió su particular Tsunami Democràtic tras la sentencia condenatoria contra los líderes independentistas. Tampoco faltaron las respuestas a los golpes de estado, recortes e intentos de desestabilización en Sudaméricanos, ni los hasta ahora desconocidos movimientos en el oriente asiático.

Todo ello queda reflejado en el Anuario de GARA que se podrá adquirir este fin de semana, también como una aportación desde el periodismo para hacer frente al expolio económico contra este diario.