Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Monos»

En el corazón de la locura

Tras seguir la ruta política de Evo Morales y recoger su testimonio en el documental “Cocalero”, Alejandro Landes alternó el documental y la ficción en su siguiente proyecto, “Porfirio” (2001).

En esta oportunidad se ha colocado detrás de la cámara para rodar un proyecto que, si bien se enraiza por completo en la ficción, se ampara en la realidad de los llamados niños soldado. En realidad, lo que el director plantea es un acercamiento muy cinéfilo a la hora de seguir la ruta de un grupo de adolescentes paramilitares que, en mitad de la selva colombiana, asumen una misión que les colocará al borde de la locura.

Las referencias son más que evidentes a lo largo de la historia y en cada tramo de ella se asoman guiños a “El señor de las moscas”, “Apocalypse Now” y un filme que ha sido olvidado a la hora de citar las referencias de las que bebe lo expuesto por Landes, “El puente”. En aquel filme, dirigido por Bernhard Wicki en el 59, asistíamos a uno de esos trágicos y absurdos episodios que legó la Segunda Guerra Mundial  y que tenía como protagonistas a un grupo de adolescentes movilizados por la Wehrmacht cuando el Tercer Reich agonizaba y que recibía como misión la defensa de un puente.

En esta oportunidad, y asilvestrados por el duro entrenamiento militar y el agreste escenario selvático al que han sido destinados, los protagonistas de “Monos” asumen otro elemento que les subvierte por completo, la natural eclosión hormonal, mientras asumen su mandato: vigilar a una mujer estadounidense que ha sido secuestrada y por la que esperan un rescate.

Intenso y estilizado, el filme avanza por una cordillera en la que aflora la tensión y la locura que anidará en el grupo de jóvenes, lo que da como resultado un viaje alucinógeno respaldado por un poderoso diseño visual y una clara alusión a “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad.