Raimundo Fitero
DE REOJO

Trasiegos

Se van sucediendo los positivos, el porcentaje de nuevos contaminados por el virus de la extrañeza crece fuera de China, se agotan las mascarillas en las farmacias, cuando todo el mundo advierte de que no sirven para casi nada y mientras tanto crece el pasmo de la extrema derecha española queriendo afincarse en la CAV. Hay un trasiego incontrolable de vocaciones, admoniciones, prejuicios, suicidios políticos asistidos y revolcones sobre la escarcha. El oasis vasco nota la llegada de tifones externos y tormentas internas. Todos tiene ábacos con los que rezan sus rosarios y les salen las cuentas muy apañadas para sus deseos. Y sin embargo el sol sigue saliendo.

En el otro lado de lo noticiable resulta que a los depredadores sexuales con poderes infinitos de los años ochenta también les dan positivo, son juzgados y sentenciados. Ese gran español, de madre vasca, Plácido Domingo ya no tiene excusas ni señoras vascas que le defiendan por encima de toda lógica. El se arrepiente, pide perdón y le debe costar algo más que la vergüenza pública, se supone que se le cancelarán contratos y debería indemnizar a sus víctimas. El gran productor del Hollywood más deslumbrante va de mal en peor, y lo que eran sospechas, son certidumbres, se comportó como un criminal, abusó de su poder, hizo repartos a base de exigencias sexuales. Y mantuvo esa tremenda leyenda sobre los repartos, los productores, las jóvenes actrices y todo la retahíla de prejuicios y situaciones deplorables.

Todo puede ir a peor y se están poniendo los esfuerzos suficientes para lograr las condiciones que lo empeore todo. ¿Puede poner un virus en peligro la estabilidad económica mundial? ¿Cuántos casos de contaminados hay contabilizados en EEUU? ¿Tan difícil es encontrar una solución farmacéutica al virus? ¿Pablo Casado existe o es un muñeco de Aznar?