Esteban Gaubeka volvió a exhibir su cresta ayer en el Bizkaia y son ya seis las veces en las que el delantero de Armintza ha hecho el característico gesto con el que celebra sus títulos en el Individual, la txapela más deseada del curso del leño. Con este título, el segundo obtenido en el recinto de Miribilla en tres años, el vizcaino alcanza en el segundo peldaño del palmarés a Pablo Fusto, el otro gran dominador de la especialidad en los últimos tiempos, y amenaza ya al mito Insausti, con solo uno más.

Lo que está claro es que repetir txapela se ha convertido en una especie de misión imposible en los últimos años, y lo peor es que una especie de maldición parece perseguir al portador del gerriko rojo. Ayer, el zaguero de Erratzu opuso mucha menos oposición de la esperada, aquejado por un proceso gripal que limitó mucho su juego. Nadie puede escoger el momento en el que pasar este tipo de enfermedades, que nunca vienen en buen momento, pero el virus que ha atacado a toda la familia del baztandarra difícilmente podía haberle llegado en una época más inoportuna.

Con estos condicionantes, en poco o en nada se pareció la final de ayer con la épica del año pasado, que tan buen sabor de boca dejó entre los aficionados.

De más a menos

Con unos 700 espectadores en las gradas, el Bizkaia mostró una buena imagen en su día grande, pero el partido fue claramente de más a menos. Se puede decir que el desarrollo del partido tuvo un claro punto de inflexión en el empate a ocho del primer joko, en el que Ibargarai tuvo una pelota franca en el cuadro dos para rematar, pero se la dio a la mano a Gaubeka, que no perdonó. Otro tanto de saque directo dio el primer set al de Armintza (8-10).

A partir de entonces, todo fue mucho más sencillo para Esteban Gaubeka, a cuya victoria no se le puede poner el más mínimo pero. Muy centrado, su defensa volvió a ser espléndida y esta vez no dejó que Ibargarai le sorprendiera como el año pasado, cuando lo tuvo contra las cuerdas y le perdonó la vida.

El segundo joko se lo llevó fácil Gaubeka (4-10) y en el tercero Ibargarai apretó algo más (7-10), pero el de Armintza demostró que tiene cuerda para rato e Insausti ya no parece inaccesible.