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CRISIS DEL CORONAVIRUS

Ciudadanía recluida, centralismo y toda la sanidad será pública

El estado de alarma llega con recortes sociales que impedirán los movimientos y están destinados a recluir a las gente en sus casas. Lo público se pone por encima de los derechos individuales, incluido el de la propiedad. La sanidad privada pasa a estar controlada por el Estado, que podrá fijar precios y cuanto precise para garantizar el suministro.

El gobierno español adoptó ayer una de las medidas más drásticas que existe en la legislación constitucional, el estado de alarma, y pasará a controlar facetas de la vida de las personas que difícilmente casan con una sociedad democrática. La población apenas podrá salir de su propia casa a partir de este lunes. El Real Decreto le permitirá hacerse con el control de la sanidad privada y la industria farmacéutica. También previene al Ejército para echarlo a las calles si fuera necesario. En su discurso, Pedro Sánchez dio por hecho que los militares saldrán de sus cuarteles y no solo con hospitales de campaña.

La medida es muy compleja y detallada. No tiene precedentes. Y el consejo de ministros fue, según trascendió, muy tenso. Por el momento, las medidas excepcionales se alargarán durante 15 días. Para prolongar más el estado de alarma, el Gobierno necesita aval del Congreso. Sánchez no ocultó que quiere alargarlo hasta que la epidemia dé muestras de haber remitido. Y es que, pese a lo radical de las medidas, queda por ver si bastarán para contener el coronavirus. La intención, dijo el presidente español, es «pagar el precio mínimo» en esta epidemia. El presidente insistió en que el virus pasará y que el Estado podrá levantarse de nuevo.

Todas las decisiones se defendieron en un tono terriblemente centralista, apelando a que no hay colores ante una crisis de estas características, pero tampoco fronteras entre los distintos territorios del Estado. Fue muy pródigo en este punto, con alusiones veladas contantes al desafío que le plantean los líderes políticos catalanes.

Movimientos

Supermercados, trabajar y cuidar

Solo se podrá salir de casa para trabajar, ir a por alimentos al supermercado, farmacias y comprar productos de primera necesidad (incluida la prensa), así como acudir al banco y otros movimientos por «causas de fuerza mayor». Lógicamente, también se podrá ir a las gasolineras a repostar. Se permite también salir para el cuidado de otras personas. Habrá sanciones para quienes se salten estas limitaciones, pero el Real Decreto no las recoge. Asimismo, el Estado limita el acceso y a frecuencia de los servicios públicos de transporte, dejándoles en la mitad. Conseguir este fin ya supondrá tomar el control de empresas privadas. Se trata de garantizar una especie de semiconfinamiento en las casas.

Este punto contiene un apartado que habilita «cualquier otra actividad análoga de naturaleza debidamente justificada», que puede ser una vía para relajar las restricciones en caso de que funcionen. Las salidas del domicilio habrán de hacerse de manera individual.

Cierre de comercio

Clausura de toda la hostelería y para lo que queda abierto, estancia breve

El Real Decreto contiene un listado de locales que deben cerrar: bares, discotecas, cines, teatros, salas de conferencias, bibliotecas, zoos, parques recreativos, campos de fútbol, pabellones deportivos, gimnasios y demás instalaciones para la práctica del deporte. El comercio minorista en general, también queda cerrado.

Aquí se abre una laguna en tanto que hay tiendas a las que, por restricción de movimientos, parece que no se puede ir, pero que sí estarán abiertas. En cualquier caso, en todos los establecimientos habrá que permanecer lo mínimo indispensable. Queda prohibida cualquier tipo de aglomeración.

Sanidad Pública

Control total por parte del Ministerio con intervención de la industria farmacéutica

Todos los hospitales quedarán bajo el mando del Ministerio de Salud: públicos, privados y militares. La medida no prevé un cambio inmediato, ya que la gestión continuará siendo ejercida por las CCAA, pero el decreto habla de «cohesión y equidad», en lo que se entiende como la vía para trasladar enfermos de una Comunidad a otra. También podrá haber traslado de sanitarios si en alguna región faltaran. Sánchez insistió mucho en que no habrá fronteras de ningún tipo en este sentido.

En cuanto a la sanidad privada, si en el sistema público se produjera desabastecimiento de algún medicamento, podrá proveerse de él en los hospitales privados. Y la medida no queda ahí, ya que podría intervenir «transitoriamente» industrias farmacéuticas o asumir por completo el control de hospitales y clínicas privadas. También podría recurrir a personal de centros privados y ponerlos a trabajar en el sistema público.

 

Funerales

Prevenciones para actos civiles y religiosos

La asistencia a lugares de culto y la participación en ceremonias civiles exigirá la implementación de medidas de control para evitar los contagios. Se tendrán en cuenta aforos para determinar cuánta gente puede acudir. Ha de establecerse entre cada persona una distancia de al menos un metro.

Requisar

Cualquier cosa, aunque por un límite de tiempo

La autoridad, de oficio o a solicitud de la Comunidades Autónoma o los ayuntamientos, podrán requisar los bienes que sean precisos para cumplir, siempre que sea de forma temporal. También se podrá exigir «prestaciones personales» si resultan imprescindibles.

Función Pública

No vencen plazos, atención telemática y enseñanza no presencial

El Estado debe facilitar que los funcionarios trabajen desde casa. La actividad educativa queda en suspenso, pero solo de forma presencial. Se deben activar «siempre que sea posible» alternativas de enseñanza online para que los alumnos puedan continuar aprendiendo

Alimentos y luz

Garantizar el suministro de comida, luz y gas

El Estado garantizará que los alimentos lleguen a los supermercados y, en caso de ser necesario, también podría intervenir para poner orden y hacer que la comida llegue equitativamente. Tendrá capacidad, además, para intervenir empresas o servicios mediante empleo –aquí lo cita expresamente– de los militares si se entiende preciso. La luz, el agua o las «infraestructuras críticas» quedan también intervenidas en el sentido de que deberán garantizar la prestación del servicio. En las preguntas, salió el término «nacionalización», que Sánchez buscó evitar en todo momento.

El presidente español se reunirá ahora por videoconferencia con los presidentes autonómicos en aras a una mejor coordinación. «No hay colores políticos, no hay ideologías, no hay territorios», señaló el presidente español. «Redistribuiremos las fortalezas entre las comunidades que más lo necesiten. Debemos ser el gran país que somos», afirmó Sánchez.

 

Un «artículo 155 encubierto» para vascos y catalanes

El anuncio del estado de alarma del presidente español, Pedro Sánchez, que supone la centralización de decisiones que, en teoría, competen a las instituciones vascas y catalanas, ha recibido fuertes críticas por parte de las fuerzas abertzales. A Sánchez se le abrió el frente autonómico después de que la Generalitat criticara la medida.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, declinó pronunciarse sobre la comparecencia de Sánchez aunque había instado previamente al presidente español a que «las medidas que el Consejo de Ministros pudiera adoptar tuvieran en consideración el modelo territorial del Estado, la configuración en base al ordenamiento jurídico y el autogobierno». Por su parte, el portavoz de Lakua, Josu Erkoreka, lo calificó de «un 155» si se le hurtaba esa competencia a la CAV. También se refirió a ello la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, al afirmar que Madrid «aprovecha» la crisis «para dinamitar el autogobierno vasco sin ningún motivo, razón o necesidad».