Beñat ZALDUA
DONOSTIA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

La pandemia se lleva por delante toda previsión política y económica

El coronavirus sigue su expansión arrasando la agenda cotidiana de la ciudadanía. También, a su pesar, la de la clase política y económica. Urkullu y Macron cedieron ayer a la evidencia y congelaron las elecciones; en Mercedes y CAF, fueron los trabajadores los que evidenciaron la dificultad de frenar la expansión con los centros de trabajo abiertos.

En algún momento de noviembre, en algún lugar de la provincia china de Hubei, un diminuto virus decidió probar suerte y saltar de un animal a un humano. Encontró buen cobijo y, apenas cuatro meses después, el mundo entero late a su ritmo. Bien mirado, es increíble. Ayer fue el día, por cierto, en el que se dio el previsible sorpaso: ya hay más casos fuera de China que dentro. La crisis es global y su epicentro actual, como ya advirtió la OMS, es Europa.

El acento italiano encaja bien, de hecho, en esta crisis. Al cierre de esta edición eran casi 25.000 los casos confirmados en Italia, y más de 1.800 los fallecidos. El desglose de los 800 primeros muertos nos dice que el 90% eran mayores de 70 años. Ahí está sin duda la franja más débil a la que proteger.

Pero Italia nos dice más cosas. La comparación entre provincias de la propia Lombardia es elocuente. Los primeros casos se dieron en Lodi, donde se tomaron las primeras medidas de distanciamiento social el 23 de febrero. El pasado domingo, la provincia registraba poco más de 1.000 casos afirmativos. En Bergamo, por el contrario, no tomaron ninguna medida hasta el 8 de marzo, y hace ya dos días que superaron la barrera de los 2.500 casos positivos. Puede que el Covid-19 no entienda de fronteras, pero sí que sabe de medidas tempranas. Allí donde se actuó con rapidez, el control fue más temprano. Taiwán y Singapur son dos buenos ejemplos.

Aquí el virus siguió ayer su expansión previsible, sumando 15 fallecimientos, 50 hospitalizados y 175 nuevos casos confirmados. A estas alturas, en cualquier caso, visto el protocolo utilizado para realizar las pruebas, y vista la ratio de infección de cargos políticos y gubernamentales –ayer le tocó el turno al president catalán, Quim Torra–, poca duda cabe de que son muchos más los que están pasando ahora mismo el trance. Y eso pese a que empieza a haber evidencias de que los casos no detectados fueron claves en la expansión del virus en China. Habla del tema, en las próximas páginas, Iker Bizkarguenaga.

Quienes sí entienden de fronteras son los estados, que ayer anunciaron cierres en cascada. De momento, el coronavirus ya ha servido de excusa para tomar el mando de la Ertzaintza y de los servicios vascos de salud, y para volver a poner controles en los Pirineos y el Bidasoa. Quizá haya que repetir diariamente el mantra aprendido en “La doctrina del Shock”: aprovechar momentos de excepción para introducir medidas imposibles de aplicar en una situación ordinaria. Veremos cuan fácil es regresar a la antigua «normalidad».

Cuarentena larga

El Estado español no ha dudado en tomar el mando de las autonomías, pero ni ha confinado a Madrid –principal foco activo– ni ha metido mano sobre la actividad económica. Con esos mimbres, a los que ni en Gasteiz ni en Iruñea se avanzaron cuando pudieron, no hay una sola hipótesis que augure que la expansión pueda remitir en dos semanas. En Wuhan fue necesario reeditar dos veces la cuarentena de 15 días para empezar a obtener resultados. Ayer, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ya adelantó que aquí tampoco serán dos semanas las que dure el estado de alarma. Paciencia, y que Shakespeare y Newton sirvan de inspiración, como explica Nagore Belastegi en la página 10 de esta edición.

Impulso de los trabajadores

El ministro apenas dijo nada, sin embargo, sobre el trabajo y la actividad económica. En Wuhan, el parón fue completo y en China, la producción ha caído un 13%. Por el contrario, de lo inoportuno de algunas medidas tomadas aquí dieron cuenta ayer las imágenes de los transportes públicos. El objetivo es que se respeten las distancias, pero si mucha gente tiene que seguir yendo al trabajo y se disminuye el transporte, no hace falta haber estudiado matemáticas para deducir que difícilmente habrá más espacio entre ellos. Ayer mismo rectificaron. Con el trasporte, no con el trabajo.

En este frente, la atención en Euskal Herria se dirigió hacia Gasteiz, donde los trabajadores paralizaron la cadena de producción de Mercedes, tras constatar que no se podía garantizar la seguridad. Ante la evidencia, también, de que las autoridades les prohíben salir a pasear por un parque, pero sí les permiten trabajar codo con codo con centenares de compañeros de trabajo. La empresa acabó cediendo y la producción se ha parado.

Ocurrió algo parecido la víspera en Volkswagen, y ayer mismo en CAF, en Irun y en Beasain. También están paradas, de momento, empresas como Irizar. La cadena trófica es la que es, por lo que es de esperar que a estas grandes empresas les sigan en los próximos días otras menores, con menos mimbres para hacer frente a una situación como esta. Este va a ser, con permiso del propio virus, uno de los grandes temas de debate en los próximos meses. En Nafarroa, de momento, la negociación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) arrancó ayer con polémica en Volkswagen.

En Italia se han suspendido los pagos de las hipotecas, así como el pago de impuestos para pyme y autónomos. En EEUU se han reducido temporalmente las cotizaciones sociales, y en Alemania se ha garantizado liquidez ilimitada a las empresas, así como financiación para cubrir la reducción de horas de trabajo. En el Estado español, la mayoría de medidas siguen bloqueadas ante el choque en el seno del Consejo de Ministros, según han explicado los medios madrileños estos días. Hoy deberían darse a conocer nuevas medidas económicas, pero, de momento, el despliegue del Ejército sigue llenando titulares. La razón, según la ministra del ramo, Margarita Robles, es garantizar la asistencia sanitaria a toda la ciudadanía, obviando que para esta batalla quizá sean más útiles médicos y sanitarios.

En Euskal Herria no hay plan concreto que se conozca a estas horas, y Lakua dejó sin contestar ayer la propuesta de EH Bildu de ayudar de forma directa a las familias con mayores necesidades. Tampoco respondió a la petición de hacer tests a todo el que presente síntomas, tal y como se ha hecho en Corea del Sur, donde se ha logrado contener la expansión de la epidemia.

Cabe señalar, al respecto, que los científicos trabajan a contrarreloj para diseñar un test de detección más rápido y barato, que pueda utilizarse en los ambulatorios. Lo importante es la vacuna, pero lo urgente, los tests.

Elecciones «sine die»

En términos políticos, la noticia en la CAV fue una obviedad: no habrá elecciones el 5 de abril. La noticia, a estas alturas y pese a las resistencias procedimentales de Iñigo Urkullu, hubiese sido la contraria. El lehendakari dio a conocer la decisión tras una reunión con los partidos políticos, y añadió que los comicios se celebrarán el primer domingo en el que sea posible, sin aclarar si eso implica dejar tiempo para una campaña electoral más o menos ordinaria. Esta serie electoral promete nuevos capítulos.

También en el Estado francés –lean a Maite Ubiria, dos páginas más adelante–, Emmanuel Macron se rindió a la evidencia y pospuso la segunda vuelta de las municipales directamente hasta el 21 de junio. También limitó la movilidad en todo el territorio. Lo hizo menos de 24 horas después de llamar a los ciudadanos a votar en las urnas.