El 9 de marzo de 1980 se celebraron las primeras elecciones al denominado Parlamento Vasco. Hoy estamos acostumbrados a que los resultados se conozcan para las diez de la noche. Entonces, sin embargo, había que irse a la cama con la incertidumbre y, con suerte, para cuando Mariano Ferrer abría “El Quiosco de la Rosi” en Radio Popular, se tenía ya más o menos una idea cabal de los resultados.

En aquellos primeros comicios autonómicos el PNV obtuvo 25 escaños; Herri Batasuna, 11; el PSE, 9; EE, 6; UCD, 6; Alianza Popular, 2; y el PCE, 1. ¿25+11+9+6+6+2+1? Eso suma 60 y no 75, y es que en aquellas elecciones inaugurales se nombraron 60 parlamentarios, más concretamente 54 parlamentarios y 4 parlamentarias que fueron Miren Amunarriz, Ana Bereciartua, Inmaculada Boneta y Maite Saez de Olazagoitia, todas ellas del PNV. Hoy, las mujeres son mayoría en los escaños.

En 1982 se les sumó Itziar Aizpurua, de HB, que sustituyó a Iñaki Esnaola. Pero en aquel tiempo la izquierda abertzale no participaba en la Cámara, por considerar que era un elemento de partición de Euskal Herria. Por eso, sus once representantes, entre ellos el histórico Telesforo Monzón, no estuvieron en el solemne acto de constitución del parlamento, que tuvo lugar en la Casa de Juntas de Gernika, en cuyo exterior había hasta tres manifestaciones. Una de familiares de presos, otra de parados y una tercera de profesores de euskara.

«Lendakari zarra», presidente

Los parlamentarios y parlamentarias recibieron el llamamiento oficial «so el árbol de Gernika». Después entraron en la Casa y allí se nombró la Mesa de Edad que fue la encargada de dirigir la sesión constitutiva. La presidencia recayó en Jesús María de Leizaola, de 83 años, presidente también con anterioridad del Gobierno Vasco en el Exilio, conocido como «lendakari zarra» por sus correligionarios. Suyo fue el honor de pronunciar el primer discurso del Parlamento Vasco, en el que hizo un repaso de la historia de Euskal Herria, del Gobierno del 36, de los posteriores avatares e incorporó también recomendaciones sobre el parlamentarismo.

El primer presidente electo del Parlamento Vasco fue Juan José Pujana gracias a los 25 votos del PNV. Sirva como anécdota que un joven Jaime Mayor Oreja, de 29 años, fue el candidato a presidir la Cámara autonómica por la hoy extinta UCD.

A Juan José Pujana le siguieron al frente de la Cámara Jesús Eguiguren, Joseba Leizaola, Juan María Atutxa, Izaskun Bilbao, Arantza Quiroga y Bakartxo Tejeria. Especialmente abrupta fue la sustitución de Juan María Atutxa en mayo de 2005. El grupo de EHAK, que había llegado a la Cámara burlando la ilegalización de Batasuna, y cuyo voto era trascendental, se negó a apoyarle por su pasado como consejero de Interior en relación con la izquierda abertzale. EHAK ofreció al PNV que cambiara de candidato y le apoyaría. Los jeltzales lo rechazaron durante varias sesiones, con dos votaciones en cada una en las que Atutxa empataba con el candidato del PSE, Miguel Buen.

Finalmente, el EBB, entre conservar la presidencia del Parlamento o mantener a Atutxa, optó por dejar caer al ex consejero de Interior. Se vendió como una renuncia personal y un acto de responsabilidad del partido. La elegida fue Izaskun Bilbao. A EHAK la coalición PNV-EA, con el apoyo de EB, la dejó fuera de la Mesa del Parlamento. A Atutxa le dieron un puesto en el consejo de administración de Iberdrola Ingeniería y Construcciones y la presidencia de la Fundación Sabino Arana, cargo del que acaba de jubilarse.

Durante la presidencia de Juan María Atutxa se produjo una de las situaciones más hilarantes de la Cámara, cuando Carlos Iturgaiz, haciendo trampa, activó el botón de presencia de su jefe, Jaime Mayor Oreja, y fue descubierto. Se trató, además, de un gesto inútil, salvo para tapar la ausencia del líder, que un año antes ya había quedado señalado al llegar tarde a un pleno en el que por su absentismo se pudieron aprobar unos presupuestos del Gobierno de Ibarretxe. Iturgaiz, que balbuceó excusas ridículas, fue expulsado un mes por decisión mayoritaria del Parlamento.

También en el mandato de Atutxa el Supremo condenó a tres miembros de la Mesa por no disolver el grupo Sozialista Abertzaleak, al que sí retiraron las subvenciones. Finalmente Estrasburgo les dio la razón.

Distintas sedes

El 9 de abril volvió a haber sesión solemne en la Casa de Juntas de Gernika. Se trató de la investidura de Carlos Garaikoetxea como lehendakari del primer Gobierno Vasco. Recibió 25 votos a favor, los de su partido, y 24 en contra del resto de formaciones, salvo los de HB, que tampoco acudieron a ese pleno.

El Parlamento no ha estado siempre en su actual ubicación. Hasta el 30 junio 1980 desarrolló su actividad en dependencias de la Diputación de Bizkaia. Y entre el 1 de julio de 1980 y el 31 de enero de 1982 se mudó a la Diputación de Araba. Fue el 1 de febrero de 1982 cuando la sede definitiva se fijó en el actual edificio de la calle Becerro de Bengoa en Gasteiz, en lo que durante 130 años y hasta mediados de los años 60 del siglo pasado había sido un instituto de enseñanza media.

Aunque en el imaginario colectivo el canto del Eusko Gudariak por parte de representantes de HB ante Juan Carlos de Borbón en la Casa de Juntas de Gernika el 4 de febrero de 1981 se recuerde como un pleno parlamentario, no fue tal, sino un acto que reunió a miembros también de otras instituciones, como las juntas generales.

Lo que sí ocurrió en un pleno, ya en la sede actual, fue la llegada de un candidato a lehendakari desde la cárcel, trasladado por policias y «acompañado» por la Ertzaintza incluso dentro de la Cámara en muchos momentos. El discurso del candidato de Herri Batasuna, Juan Carlos Yoldi, el 26 de febrero de 1987, retransmitida por televisión, eclipsó la reelección de José Antonio Ardanza.

Conmemoración anulada

El pasado 31 de enero la presidenta de la Cámara, Bakartxo Tejeria, daba a conocer los actos de conmemoración de este cuarenta aniversario. El programa era amplio y comenzó el 3 de febrero con la exposición de grandes fotografías en el exterior y la plantación de un retoño del árbol de Gernika. Pero todo se torció cuando el 10 el lehendakari anunció la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones para el 5 de abril.

Este hecho ya supuso la suspensión de todos los actos hasta la fecha de los comicios, puesto que la ley impide la actividad política e institucional que pueda entenderse como propagandística. Por ejemplo, para el pasado sábado, 28 de marzo, estaba previsto un acto en el Palacio Euskalduna, al que estaban invitados parlamentarios y parlamentarias de todas las legislaturas, trabajadores de la Cámara y representantes políticos y sociales, en el que se iba a proyectar un documental sobre los cuarenta años de historia e intervendría la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Y hoy mismo debía celebrarse en la Casa de Juntas de Gernika un acto solemne de celebración de este cuarenta aniversario.

Pero a la suspensión por la campaña electoral se le ha sumado la emergencia sanitaria que obligó a cerrar todas las instalaciones parlamentarias a partir del 16 de marzo y que ha forzado también el aplazamiento de las elecciones sin nueva fecha prevista. Esto ha colocado al Parlamento en una situación absolutamente desconocida hasta la fecha. Está disuelto para unos comicios que ya no hay y no existe previsión de cómo actuar en estas circunstancias.

Desde la oposición se reclama que la Diputación Permanente adopte las funciones de control del Gobierno, pero PNV y PSE no son partidarios de ello. Además, un informe jurídico desaconseja la celebración de reuniones de este órgano por medios telemáticos, aunque en otros lugares cercanos, como el Parlamento de Iruñea, se han arbitrado medios para reunir presencialmente solo a los portavoces de cada grupo y delegar en ellos el voto, que en la Diputación Permanente ya es de por sí ponderado.

Además, EH Bildu denuncia que el Gobierno no está respondiendo a las solicitudes de información que se le tramitan, por ejemplo, sobre la catástrofe de Zaldibar y el propio Covid-19.

Al Parlamento el cuarenta aniversario le ha pillado en cuarentena.