Igor FERNANDEZ
Sicólogo
SICOLOGÍA PARA UNA CRISIS

Enfados sin sentido aparente

Tengo 75 años, confesables, y no creas que soy de las clásicas. Siempre he sido una mujer de estar poco en casa. He vivido la vida a tope, he salido a bailar, al teatro que me encanta, pero también a las manis, a visitar a nuestros presos a las cárceles... La cosa es que vivo sola (y así no limpio los calzoncillos a nadie). Siempre bien, pero ahora no tanto. Estoy con muchas «gorabeheras» estos días. Unos días bien, otros no tanto. Lo normal. O no, para que te voy a mentir, peor. Ayer le grité a mi hija por una tontería. Me puse como loca, no podía parar de chillar y terminamos con una llorera de aúpa las dos. Siento como si hubiera perdido el control; a veces estoy arriba, otras abajo. No me apetece leer y la tele me aburre. Siempre con noticias de viejos a los que están dejando que se mueran. Bueno, te quería preguntar ¿si hay alguna técnica o truco sicológico de esos para parar y no dejarme llevar por ese arranque, por esa rebeldía contra el mundo que me da estos días sin poder salir de casa?  M.

Lo primero, probablemente ese mismo arranque del que hablas en otras ocasiones te da energía para afrontar un montón de cosas. Esa vitalidad es siempre un antídoto para la depresión por lo que, por ahí, puedes estar tranquila. Esta etapa de confinamiento se nos hace larga y la frustración se va acumulando hasta que ya no cabe más. Es importante que sepamos que, a veces, buscamos conflictos estos días para aliviar la tensión que vamos viviendo; incluso sin la televisión o el periódico sabemos lo que está pasando, por lo que el cuerpo se va tensando sin darnos cuenta. Y la mente también pero, como no podemos hacer gran cosa y el distraernos nos sabe a poco, empezamos a reaccionar.

Buscamos alivios a la tensión; lo que me cuentas de la llorera probablemente ha servido como una espita para aliviaros y acercaros, lo cual es bueno, en esencia. Ir “vaciando” la tensión es importante a medida que pasan los días. Podemos hablar con la gente importante no de lo que está pasando, sino de lo que “me” está pasando. Si no tenemos el hábito nos será más raro, pero nuestras emociones se regulan gracias a compartirlas con los demás. Así encuentran su camino en forma de algún tipo de acción, aliviando la tensión física que nos generan.

Mantenerte ocupada también es importante, no para matar el tiempo, sino para llenarte de cosas distintas a las que hoy nos ofrece el entorno exterior. Parece una perogrullada pero hacer cosas que nos alegran es un regulador natural de la tristeza o el miedo. Ten en cuenta, M., que es natural y esperable tener gorabeheras, como dices tú; no vivimos una situación natural, así que nuestras reacciones aparentemente desmedidas buscan devolvernos el equilibrio como la válvula de una olla a presión.

Lo importante es que sepáis qué os está pasando y poder hablarlo antes de que la cosa se desmadre. Pero si se desmadra, se piden disculpas y listo.