Beñat ZALDUA
DONOSTIA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

Científicos vascos crean un test que multiplica la capacidad de detección

Un grupo de científicos ha validado un test de bajo coste y gran velocidad. Si se optimizasen los laboratorios disponibles en la CAV, podrían hacerse 10.000 pruebas al día, un salto que cambia la perspectiva de un desconfinamiento que tendrá que esperar: ayer Sánchez obtuvo en el Congreso su prórroga e insistió en los Pactos de la Moncloa.

Las respuestas que los gobiernos dan en todo el mundo a crisis inéditas como la actual suelen ser un escaparate impagable de las obsesiones de quien ostenta el poder político en cada rincón. En EEUU, ante una crisis que ha llevado a otros 6 millones de estadounidenses a pedir el subsidio por desempleo –cifra récord–, Trump respondió esta semana amenazando a la OMS con retirar toda financiación, como si la culpa de ignorar los avisos que le llegaron a finales de enero fuesen de una organización multilateral que detesta.

Hay ejemplos para todos los gustos. El ministro de Sanidad israelí, el ultraortodoxo Yaakov Litzman, dio positivo después de participar en una plegaria colectiva y decir que confiaba en que el mesías les libraría del Covid-19. En Filipinas, el presidente Duterte ha ordenado disparar a matar a quien se salte la cuarentena, y en Turkmenistán los medios oficiales han optado por la vía más efectiva para hacer desaparecer el coronavirus de sus vidas: no hablan de él.

Unos amenazan, otros rezan, unos matan, otros censuran. La reacción, probablemente, sería la misma si la crisis fuese de otra naturaleza muy diferente. En el Estado español, la respuesta del Gobierno también refleja las obsesiones de quienes están al mando. Solo así puede entenderse el primer plano ofrecido a los militares, así como la centralización de la sanidad, en un Estado en el que el saber sanitario se concentra en las Autonomías desde hace décadas.

En la misma senda, el presidente del Gobierno español insiste en situar como marco político una reedición de los Pactos de la Moncloa, todo un hito fundacional del régimen del 78. Ayer Pedro Sánchez volvió a insistir, asegurando en el Congreso que citará a los partidos la semana que viene. Lo anunció a bombo y platillo, que suele ser la mejor manera de garantizar el fracaso de iniciativas de esta naturaleza.

Solo Ciudadanos se muestra cómoda con la apelación a los Pactos de la Moncloa; aunque cabe recordar que los reparos del PNV responden más a la nomenclatura que al fondo. Con PP y Vox compitiendo, y los independentismos reforzados, parece una quimera hablar a día de hoy de Pactos de la Moncloa 2.0, pero habrá que ver que no acabe todo en el entierro de la mayoría que hizo posible la investidura de Sánchez. En el 77, Suárez le hizo la pinza al PSOE negociando antes con el PCE de Santiago Carrillo. Pero el objetivo era que Felipe González se sumara al carro. No cabe descartar que la pinza ahora sea la que hagan PSOE y Ciudadanos al resto para poder prescindir del independentismo para gobernar.

Prórroga aprobada

Por lo demás, no hubo sorpresa ayer en el Congreso de los Diputados –tienen la crónica de la sesión parlamentaria en NAIZ–. Pedro Sánchez obtuvo la prórroga del estado de alarma solicitada, dio por hecho que en dos semanas tendrá que pedir una nueva extensión y volvió a blandir un discurso nacionalista: «La bandera que necesita España es la de la unidad».

Tras los contradictorios mensajes de la víspera, no hubo concreción alguna sobre el desconfinamiento, tampoco sobre la posibilidad de una salida gradual que discrimine entre zonas en las que lo peor de la epidemia haya podido pasar. La unidad. Sánchez se negó a aislar el primer gran foco de Madrid –igual que aquí no se hizo nada con Gasteiz– y los resultados son los que son. Italia, en su conjunto, no es el mejor modelo a seguir, pero el 8 de marzo decretó el aislamiento del norte del país, que concentraba entonces el 95% de las muertes. Ayer, 9 de abril, ese mismo norte de Italia seguía concentrando el 80% de los decesos del país. El confinamiento localizado ha ejercido, mal que bien, su función. En el Estado español, el confinamiento se decretó de forma homogénea. El 13 de marzo Madrid concentraba el 66% de los muertos. Ayer era el 38%.

Novedad importante

En el ritmo de desconfinamiento resulta clave la capacidad de hacer test por dos motivos igual de importantes. Por un lado, porque la realización de test masivos permite conocer cuál es el grado de inmunidad colectiva adquirido, y por otro, porque permite seguir de cerca y controlar de forma fiable cada nuevo brote. Cuando dentro de unos meses se registre un positivo, será crucial poder comprobar si todas las personas con las que ese paciente haya tenido contacto tienen o no el Covid-19.

En este esfuerzo, ayer EHU-UPV dio una de las noticias más positivas que se hayan escuchado en este país desde que empezó la crisis: un grupo de 55 científicos vascos ha validado un test alternativo del tipo RT-PCR –busca rastros del virus, no de los anticuerpos, como los llamados test serológicos– con un coste muy bajo (unos 15 euros) y una gran velocidad (unas cuatro horas). Calculan que, en sus laboratorios, podrían hacer entre 500 y 1.000 test diarios, pero según explicaron sus promotores, han realizado un mapeo de los laboratorios existentes en la CAV, y si estos se optimizasen, la capacidad sería de 10.000 pruebas al día, un salto más que considerable respecto a las 1.500 pruebas diarias que se vienen haciendo actualmente.

Los científicos han trabajado en auzolan para validar un test que elaboraron en apenas 10 días desde que recibieron las primeras muestras de Osakidetza y que tiene una sensibilidad del 92% y una especificidad del 100%. Qué quiere decir todo esto y cómo lo han hecho lo explica Ibai Azparren en una noticia completa disponible en NAIZ.

Según explicaron los impulsores de la iniciativa, el Gobierno de Lakua está al corriente de lo logrado, así como del mapeo realizado para poder realizar esos 10.000 test diarios, que facilitarían considerablemente el regreso a cierta normalidad. Desde Lakua, sin embargo, ayer no se hizo declaración alguna al respecto, más allá de una referencia genérica a los 60 proyectos de investigación en los que participa. Sorprendió, de hecho, que la consejera de Salud, Nekane Murga, destacase, entre todos ellos, otro proyecto paralelo que busca desarrollar un test rápido que tarda unos 45 minutos. Se trata, según explicó Murga en rueda de prensa, de un proyecto de una empresa privada con la que colabora el Gobierno.