Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

El cine de Bela Tarr

A Bela Tarr (Hungría, 1955), su profesor de fotografía le dijo que no tenía la más mínima idea de hacer películas, así que decidió trabajar como portero. Llama la atención que, para ser una persona que nunca se ha considerado un director de cine, se haya convertido en una leyenda viva del séptimo arte. Tarr ha firmado, a lo largo de más de treinta años, nueve largometrajes y varios mediometrajes y películas colectivas. Con 22 años rodó su primer trabajo, “Nido familiar”, a medio camino entre la ficción y el documental, sin presupuesto y con actores no profesionales.

“Sátántangó” o “El caballo de Turín” son parte de la historia del cine. El realizador húngaro siempre ha tenido una notable sensibilidad social e interés por las historias de personas que viven en los límites éticos de la existencia. Los elementos básicos de sus películas, la duración, el estilo o sus temáticas, pueden parecer imposibles (para muestra, las más de siete horas de “Sátántangó”). Y suele decir, socarrón, que «siempre he pensado que mi única misión era cambiar el mundo. Hoy, sería lo bastante bueno si podría cambiar solo la lengua del rodaje de una película». La universalidad de sus obras no le impide que piense en «tener en mente una identidad nacional para plantarse ante el mundo» y, gracias a su mirada, es fácil entender por qué el cine ha sido considerado, en algún momento, el séptimo arte.