Txisko FERNÁNDEZ
donostia
CRISIS DEL CORONAVIRUS

Bruselas plantea ayudas a fondo perdido a cambio de reformas

¿Se trata de un cambio de paradigma o no? El plan presentado por Ursula von der Leyen plantea fórmulas para lograr financiación y cauces para repartir los esperados fondos para la recuperación económica. Pero solo es una propuesta, ya que la decisión se tomará tras la negociación entre socios que defienden posturas difíciles de conciliar.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, detalló ayer ante el Parlamento reunido en Bruselas en qué consiste la propuesta del Ejecutivo comunitario para impulsar la recuperación de la economía de la Unión tras el grave impacto sufrido en los últimos meses a consecuencia de la epidemia del nuevo coronavirus.

Un plan que ahora entrará en fase de negociación entre los Veintisiete socios de la UE, un debate que se presenta intenso y del que en este momento parece muy difícil que salga un documento consensuado que se parezca a este borrador de la Comisión Europea. La primera cita será la cumbre prevista para el 19 de junio.

Poniendo por delante las cifras, el propuesto Fondo de Recuperación –que en realidad no será un instrumento único y, según señaló la política alemana, ni siquiera es novedoso– se dotaría con 750.000 millones de euros, que «se añaden a los instrumentos comunes ya en marcha». De ellos, 500.000 millones se desembolsarían como transferencias a fondo perdido, mientras que los restantes 250.000 millones de euros tomarían forma de préstamos a devolver.

Reparto por Estados

Estas cantidades, que serán canalizadas a través de los Gobiernos de los Estados miembros, se distribuyen por tres cauces. El mayor, que contaría con 405.000 millones, será el de las subvenciones a fondo perdido, como reclamaban principalmente Roma y Madrid, y que cuentan con el respaldo consensuado a última hora entre Berlín y París.

Esta dotación se ha preasignado ya por Estados, de modo que Italia sería el mayor beneficiario, con 81.807 millones, seguido del Estado español, con 77.324 millones, el Estado francés, con 38.772 millones, Polonia (37.693 millones) y Alemania (28.806 millones). Los restantes 141.000 millones serán distribuidos en paquetes más reducidos.

El segundo cauce se formaría con 250.000 millones en préstamos que tendrán que ser devueltos por el beneficiario. El Ejecutivo comunitario ha estimado qué parte estaría disponible para cada uno de los socios en función de la renta nacional bruta de los Estados en los que este indicador está por debajo de la media.

Aquí se repite el orden de los dos primeros: Italia (90.938 millones) y Estado español (63.122 millones), a los que sigue Polonia (26.146 millones). Y quedan fuera de este reparto Alemania, Países Bajos, Austria, Estado francés, Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Luxemburgo, Finlandia y Suecia.

Estas cantidades, que suman 655.000 milllones, se destinarían a ayudar a los Estados a financiar «reformas estructurales e inversiones» para reflotar sus economías.

Para recibir el dinero, los Gobiernos tendrán que presentar planes que muestren que lo gastarán en línea con las recomendaciones económicas que les hace la Comisión y las prioridades europeas, en particular la transición ecológica y la digital.

El resto del Fondo de Recuperación, 95.000 millones, se repartiría entre el segundo pilar del mismo, destinado a movilizar la inversión privada y en sectores clave, y un tercer bloque para reforzar programas que la pandemia ha revelado vitales, como la nueva reserva de equipamiento sanitario europea.

Deuda y presupuesto

Con este paso, Bruselas abre la puerta a las negociaciones entre los Estados miembros y el Parlamento para cerrar en los próximos meses un acuerdo sobre el presupuesto de la Unión para el periodo 2021-2027, al que estará vinculado el Plan de Recuperación. La Comisión propone que el presupuesto alcance 1,1 billones de euros, sin contar los 750.000 millones del plan.

En cuanto a la financiación del fondo, prevé emitir deuda en el mercado con el respaldo del presupuesto aprovechando que su calificación triple A asegura bajos tipos de interés. Para ello quiere aumentar el techo de recursos propios de las cuentas, lo que en la práctica ampliará su margen para emitir deuda sin que los Estados tengan que elevar ahora su contribución a las arcas comunitarias.

El reembolso del principal y los intereses de la deuda se efectuaría entre 2028 y 2058 y para costearlo la Comisión Europea propone introducir nuevas fuentes de ingresos para el presupuesto, como una tasa al carbono en frontera, una ampliación del sistema europeo de comercio de emisiones, una tasa digital o a la operación de grandes empresas en el bloque comunitario.

EN CIFRAS

 

655.000

millones de euros se repartirían entre los Estados miembros para efectuar «reformas estructurales e inversiones».

95.000

millones en préstamos se destinarían a la nueva reserva de equipamiento sanitario europea y a movilizar la inversión privada en sectores clave.

172.745

millones recibiría Italia y 140.446 millones el Estado español, del total de 750.000 millones con el que se dotaría al Fondo de Recuperación de la Unión Europea.