Ion SALGADO

BASTIDA SUPERA EL SHOCK INICIAL Y MIRA A UN FUTURO SIN MIEDO

EL 9 DE MARZO, DÍAS ANTES DE QUE SE DECRETARA EL ESTADO DE ALARMA, BASTIDA CERRÓ SUS COLEGIOS PARA FRENAR LA EXPANSIÓN DEL CORONAVIRUS, Y EL GOBIERNO ESPAñOL LA INCLUYÓ EN LA «ZONAS DE TRANSMISIÓN ALTA». ESTA LOCALIDAD SE HA RECUPERADO DEL GOLPE INICIAL Y TRABAJA PARA AVANZAR HACIA UN FUTURO SIN MIEDO.

A primera hora de la mañana de aquel lunes, se informó del cierre de la ikastola y del colegio público de Bastida. La decisión, a la que seguiría el cierre de otra ikastola en Gasteiz, se tomaba como medida preventiva para frenar el avance del coronavirus, una amenaza desconocida que comenzaba a propagarse por los pueblos y ciudades.

«Fue un shock. Creíamos que era algo que estaba muy lejos, y de repente estaba entre nosotros», señala Ketzu Bedialauneta, director de la ikastola, en un video realizado por Foku y disponible en NAIZ. Un trabajo en el que también participa Laura Pérez, la alcaldesa de Bastida, que tampoco olvidará ese día.

«La primera sensación fue de inquietud y luego, lógicamente, de mucha preocupación», añade la primer edil, que se sintió «avasallada» por los medios. «Se creó un eje Madrid-Vitoria-Labastida, que parece que iba a ser el eje único de la covid-19», pero, tal como indica, «la realidad es que el viernes ya se vio que realmente iba a ser para todos».

En la misma línea se pronuncia Aintzane Prieto, una madre de la ikastola que censura la visión que se dio de Bastida. Una visión distorsionada que generó «miedo y enfado» y dio pie a la difusión de bulos y mensajes malintencionados en redes.

La jefa de estudios del colegio público, Iratxe Olazabal, lamenta que en un primer momento se señalase a la comunidad gitana. «Me dio pena que se dijese que los gitanos habían traído el virus, porque en esta escuela hemos realizado un trabajo importante con este colectivo y se creo un sentimiento contra ellos», remarca.

Sin embargo, el avance de la pandemia echó por tierra los mensajes racistas. Es más, a juicio Javier Amurrio, de la bodega Finca de La Rica, la situación generada por el coronavirus, que se ha traducido en un largo confinamiento, ha mejorado la relación entre vecinos y ha fomentado la solidaridad. Dos valores que deben perdurar en la ‘nueva realidad’ que pregonan algunos.

«Que la gente vuelva»

Vanesa Martín, trabajadora de la haurreskola, apuesta por avanzar despacio, manteniendo las distancias hasta que se disponga de vacuna. «Tenemos que conseguir que Bastida resurja, que la gente vuelva, sin miedo. Y avanzar con cabeza», incide.

Esta opinión es compartida por la regidora y por los responsables de los centros educativos. «Los veraneantes vendrán, y si todos somos conscientes de cuál es la situación y mantenemos las medidas que se han dado, podrá ser un verano más normal», subraya Olazabal.

El turismo es una de las patas sobre las que se apoya la economía de Bastida; la otra es el vino. Amurrio reconoce que será un año duro, pero se muestra optimista. «No vamos vender este vino ahora, pero lo venderemos el que viene», afirma y pone en valor la calidad de los caldos de Rioja Alavesa.