Natxo MATXIN

Cuestión de dos victorias rojillas, pero mejor que sean tres, por si acaso

Ante el estresante mini calendario que se avecina hasta mediados de julio, Osasuna cuenta con una ventaja: casi roza con los dedos el objetivo que viene persiguiendo desde que asciendese a Primera, que no es otro que prorrogar un ejercicio más su presencia en la máxima categoría del fútbol estatal.

Si se repiten números y proyecciones matemáticas de los últimos años, la meta está a solo dos victorias de distancia. Llegar a los cuarenta puntos garantizaría casi con toda seguridad la permanencia, a la vista de los recientes precedentes clasificatorios habidos.

Sin embargo, como en el deporte la aritmética no siempre se cumple y es habitual que quien más apurado se encuentra, como el mal estudiante, apriete ante la llegada del examen final, pues no harían mal los pupilos de Jagoba Arrasate, para cubrirse las espaldas, en pensar en un tercer triunfo, de cara a evitar el uso de la calculadora y sustos de última hora.

Reguero de lesiones

Al igual que el resto, está por ver cómo le ha sentado a la plantilla osasunista el involuntario parón de la pandemia y si las recientes semanas de trabajo, a modo de mini pretemporada, han sido suficiente preparación como para ser competitiva ante sus contrincantes.

De momento, lo que han dejado es un reguero de lesionados que a cuenta gotas están regresando a la dinámica del grupo, pero que van a obligar al técnico de Berriatua a tirar de savia nueva para completar la convocatoria y, quién sabe, si darles algún papel protagonista en un estresante trasiego competitivo, en el que será de vital importancia gestionar los esfuerzos.

De hecho, antes de que la crisis sanitaria obligase a detener las diversas competiciones, Osasuna ya comenzó a ofrecer ciertos signos de agotamiento y menor acierto de cara a gol –cinco derrotas en los últimos siete encuentros oficiales–, solo aliviados por las victorias en San Mamés y la balsámica casera ante el Espanyol, un rival directo.

Es por ello que el rendimiento deportivo de la escuadra navarra es toda una incógnita, a lo que hay que sumar una circunstancia a la que está muy poco acostumbrada, como es el tener que afrontar sucesivos compromisos con escasos días de margen entre unos y otros.

Malo sea, en todo caso, que a poco que surja un poco de viento favorable no sirva de suficiente empuje como para alcanzar el reto de la salvación. Osasuna se merece con justicia dicho premio por el trabajo realizado con anterioridad.