Beñat ZALDUA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

Los ritmos del virus, herramientas para convivir con el SARS-CoV-2

Los síntomas tardan unos nueve días en desaparecer en casos leves; si el desenlace es fatal, el ciclo es de 23 días. El infectado puede contagiar desde el segundo día, pero los síntomas no aparecen hasta el quinto.

Cronograma del ciclo del coronavirus.

Mi hermano ha venido a casa a comer y en plena sobremesa le ha llamado una amiga para decirle que acaba de dar positivo. Estuvo con ella el día anterior. ¿Puede mi hermano estar infectado? ¿Y yo, que ahora comparto mantel? Con la reaparición de pequeños focos, el inicio del rastreo de contagios y la búsqueda de cadenas de transmisión, este tipo de preguntas se van a multiplicar. Según la evidencia científica actual, efectivamente mi hermano podría haberse infectado, pero difícilmente podría haberme contagiado a mi.

Para tener estas respuestas a mano, no alarmarse más de lo necesario y replicar a tu cuñado en las comidas, conviene tener en mente los tiempos del coronavirus. David Liu, investigador de la universidad de Harvard, ha observado la misma necesidad y ha reunido buena parte de la evidencia científica publicada hasta la fecha en un cronograma clarificador. Es el que adaptamos en estas páginas, con las pertinentes referencias.

Un ciclo medio de 23 días

Primera anotación crucial: son medias. El SARS-CoV-2 no es un reloj que cumple unos plazos establecidos. Hay personas que desarrollarán los síntomas en apenas tres días, y otros que no lo harán en más de una semana. De hecho sabemos que un porcentaje que no es nada desdeñable –al menos un 42%, según las investigaciones con más de 1.000 sujetos realizadas hasta la fecha– pasa la infección de forma asintomática. Pero como media, aquellos que presentan algún síntoma lo empiezan a hacer cinco días después de haberse infectado.

Si se trata de un caso leve, lo normal es que nueve días después desaparezcan los síntomas y se pueda dar por superada la infección. Si el caso se complica, sin embargo, la media dice que el síndrome de infección respiratoria aguda suele hacer acto de presencia al día siguiente, y que un día después –jornada 16 desde la infección, 11 desde el inicio de los síntomas– será ingresado en la UCI. Como ya sabemos, por los testimonios de aquellas personas que han pasado incluso más de un mes ingresadas, el periodo de tiempo en Cuidados Intensivos puede variar mucho, pero de media, quien no logra curarse, fallece pasada una semana.

Este cronograma nos permite cifrar en 23 días el tiempo medio que transcurre entre que una persona se infecta y, en el peor de los casos, fallece. Como se ha dicho muchas veces, las cifras de una pandemia son como la luz de las estrellas: no nos hablan de cómo son ahora, sino de cómo eran en un tiempo pasado. Así, la cifra de fallecidos nos da pistas sobre los contagios que ocurrieron unos 23 días atrás. Si tenemos en cuenta que el ratio estimado de contagiados por cada fallecido es de 87 según los estudios serológicos realizados en el Estado, hacer una estimación resulta bastante sencillo. El número de fallecidos permite estimar los contagios ocurridos unos 23 días antes.

Infecciosidad y detección

Conocer los tiempos del coronavirus también es útil para saber cuándo una persona infectada tiene más probabilidades de contagiar el SARS-CoV-2. El periodo de infecciosidad es de unos 12 días, aunque no hay cifras exactas, por lo que cabe ser precavido. De aquí que se impongan cuarentenas de 14 días.

Lo que sí se sabe con cierta certeza es que, como media, una persona empieza a poder infectar a otras tres días después de haber sido infectada ella. Es importante tener en cuenta esto ante situaciones como las narradas al inicio de este texto. Si le llaman a mi hermano para decirle que una amiga con la que estuvo el día anterior ha dado positivo, puede que él esté infectado, pero la probabilidad de que me haya contagiado a mí es muy pequeña. También es importante señalar que el periodo de máxima infecciosidad se sitúa entre los días 5 y 6 desde la fecha de infección.

Junto a la infección es necesario hablar también de los tiempos de la detección. El debate se ha ido clarificando conforme han pasado las semanas, pero por si acaso: la única técnica fiable para detectar la infección en un estadio temprano es la PCR.

Hay otros test en el mercado –los llamados antígenos– y se están desarrollando otras técnicas –en Euskal Herria, Tekniker y Gaiker están trabajando en ello–, pero a día de hoy la herramienta son las PCR. Los test de anticuerpos no empiezan a dar resultados hasta casi dos semanas después del inicio de los síntomas, y no adquieren una fiabilidad importante hasta las tres semanas. Es decir, sirven para señalar si alguien ha pasado la enfermedad.

Las PCR de laboratorio, sin embargo, también tienen sus limitaciones, y es que no empiezan a detectar la infección hasta pasados dos o tres días, y lo hacen con una fiabilidad relativa. Un estudio de la Universidad de Baltimore y el Johns Hopkins Center apunta que en el cuarto día de la infección el porcentaje de falsos negativos en las PCR es todavía de un 38%. Es decir, casi cuatro de cada diez contagiados dan negativo si la PCR se les hace en los primeros tres o cuatro días tras el contagio.

Esto explica, por ejemplo, lo ocurrido estas últimas dos semanas en el foco hospitalario de Basurto, donde numerosos contactos estrechos que dieron negativo en la primera PCR han sido positivo unos días más tarde. La efectividad de estos test de laboratorios va aumentando conforme pasan los días de infección, alcanzando el punto de máxima fiabilidad en el tercer día desde el inicio de los síntomas –octavo de infección–.

Importancia del aislamiento

Estos ritmos forman un combo diabólico. Por un lado, una persona infectada puede contagiar el virus, de media, a partir del tercer día de infección, cuando ni siquiera ha presentado ningún síntoma y cuando la probabilidad de que un test PCR dé un falso negativo es muy grande. De hecho, el pico de máxima infecciosidad llega a los cinco y seis días, cuando las PCR todavía no han alcanzado su máxima fiabilidad.

De aquí la dificultad de frenar en seco la transmisión del virus, que se escurre fácilmente en este periodo asintomático muy difícil de detectar. Y de aquí también la importancia del aislamiento cuando nos dicen que hemos sido contactos estrechos de alguien. Si a mi hermano le hacen una PCR a los dos días de haber estado con el amigo que ha dado positivo, es muy probable que la prueba dé negativo, pero este resultado tiene un valor relativo. Es un engorro, pero la única forma de garantizar que mi hermano no transmite el virus es aislándose y repitiéndole la prueba unos días más tarde.