LA CÓLERA Y LA KRIPTONITA DE UN MITO LLAMADO EUROPA
«La Ilíada» de Homero como relato mítico fundacional de Occidente sirve para que el dibujante Javier Olivares y el guionista Santiago García vuelvan a sorprendernos con uno de los cómics que será, sin duda, uno de los libros del año.

Editado por Astiberri, “La Cólera” parte de la narración de los últimos días del asedio a Troya recogidos en el clásico griego para profundizar, a través del mito, en los pilares de odio, violencia, ego y locura sobre los que se asienta la historia occidental y europea, en particular.
«Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles», así comienza “La Ilíada”, uno de los textos que junto con “La Odisea”, ambos atribuidos al poeta Homero, fueron los fundamentos de la literatura y la educación griega de los siglos VIII y VII antes de Cristo, y que lo han seguido siendo, atravesando el tiempo, de la cultura occidental. No solo la literatura debe gran parte de su acervo mitológico a estas dos obras, también la pintura y el cine se han rendido a sus encantos. En el cómic, es uno de sus manás más preciados: Marvel y sus superhéroes nacen del líquido amniótico de estos poemas griegos, de sus héroes y dioses, invencibles en apariencia pero a merced de sus pasiones. Demasiado humanos, imperfectos y vulnerables y, como Aquiles con su talón, víctimas de su particular kriptonita.
La guerra entre griegos y troyanos, y la cólera de Aquiles –rey de los Mirmidones, una de las facciones más importantes que, junto con los aqueos lucharon en el bando griego en la conquista de Troya– es el argumento que sirve a Javier Olivares y Santiago García para ofrecer su particular revisión del mito desde una perspectiva crítica con los pilares de odio, guerra, conquista, venganza, destrucción y muerte sobre los que parece erigirse esa especie de oxímoron al que llamamos civilización. La cólera y la guerra, tal y como son narradas en “La Ilíada”, como fundamentos de una cultura bañada en sangre desde aquella particular batalla en los Dardanelos entre griegos y troyanos hasta la actualidad de ese Mediterráneo, cuna de la cultura, el saber y la filosofía occidental, sembrado de muerte por la inmigración. «De tu cólera nacerá Europa pero, para que nazca Europa, tú tienes que morir en Troya», sentencia Tetis, madre de Aquiles.
Y advierte refiriéndose a las generaciones venideras: «No son hijos de tus entrañas, nacerán de tu cólera». La locura de unos héroes, inflamados de orgullo, por dejar su impronta histórica que conduce a la muerte de miles en guerras donde ya nadie sabe el por qué ni el para qué de la lucha, y donde la aniquilación del otro se convierte en el único fin. La locura, la guerra y, su correlato, el patriarcado, porque sobre este también se extiende “La Cólera”.
Sugestión y tiempo
Irene Vallejo, en “El infinito en un junco”, ese maravilloso ensayo escrito desde el amor a la palabra impresa y dedicado al libro antiguo, nos enseña toda la magia, la sugestión y el hechizo que necesita un texto como “La Ilíada”, escrito entre la oralidad y el albor de la palabra escrita, para que miles de manos hayan visto la necesidad de copiarlo tantas veces como las que han sido necesarias. Y rescatarlo así del paso del tiempo, de las esquilmas de patrimonios, de incendios, unas veces fortuitos, la mayoría provocados, y de la caducidad de soportes tan delicados como el papiro, primero y el pergamino, después. “La Ilíada” y “La Odisea” han atravesado los siglos y permeado el universo mítico de generaciones gracias a ese especial perfume de universalidad y transcendencia que los hace imperecederos y que, todavía hoy, sigue vigente. El perfume y, claro, el monopolio ideológico de la Iglesia y el control de los amanuenses para rescatar los textos más acordes con las ánimas benditas platónicas del cristianismo que con la materialidad y el placer hedonista de los cuerpos de cirenaicos y epicúreos.
“La Cólera” es un relato concebido en dos partes unidas por un interludio onírico en el que Tetis, madre de Aquiles, guía a este por el futuro de una Europa engendro de su cólera. Un Aquiles femenino, el Aquiles de sus primeros años oculto entre las niñas, para protegerlo de una guerra en masculino. Cada parte de la obra nos sitúa en unos parámetros narrativos y formales diferentes que funcionan como un juego de espejos entre mundos distantes en el tiempo, pero interconectados por una savia mítica.
Olivares y García ya demostraron su habilidad para la narrar el carácter obstinado de ciertas obras artísticas para perpetuar su aura mítica a través del tiempo en “Las Meninas”, cómic con el que ganaron en 2015 el Premio Nacional español, y que se acercaba a la figura de Velázquez a través de este cuadro que impregna el arte desde su concepción hasta las vanguardias del pasado siglo. En “La Cólera”, esta relectura de la violencia fundacional está magistralmente llevada a las páginas en un trabajo que incide en lo visual y en lo formal. En lo visual, porque solo por las primeras treinta páginas gráficas con las que se abre el libro merecería un lugar en cualquier estantería. En lo formal, porque incluye al propio libro como objeto de juego y variación de los parámetros de lectura, en este caso, dando un giro literal desde unos códigos de lectura estándar hacia otros más propios del cómic indie o underground y del manga japonés como interludio onírico de conexión futurista.
Javier Olivares consigue un trabajo de lápices y tinta impecable en dos registros de ilustración. Consigue detallarnos los pormenores de una batalla mediante una sinfonía de líneas y colores, valiéndose del formato a doble página, que recuerdan al genio de ese otro pintor de lo fílmico como Akira Kurosawa y sus coreografías de colores, en batallas como las de su magistral “Ran”, también una reinterpretación de “El rey Lear”, de Shakespeare. Pero Olivares también logra, cuando lo desea, ser escueto y parco en el detalle, el color y la línea para trasladarnos a un imaginario más futurista y de lectura acelerada, desbocada incluso. El guión de Santiago García, un sabio en la materia y en el tebeo en general, es impecable. Es genial la adaptación del mito y su actualización, pero lo es mucho más, si cabe, el trabajo página a página y viñeta a viñeta para que todo, diálogos y ritmo de lectura, fluyan y ni tan siquiera con un corte tan radical y arriesgado en la narración esta colapse. Todo, absolutamente todo, encaja: encaja la ilustración, el guión y la trama, encaja el libro como objeto de juego y encaja la certeza de que estamos ante una obra de calado en el arte de contar y de contarnos desde las profundidades de nuestro universo mítico.

El servicio de ambulancias de Osakidetza, de camino a urgencias

Peixoto, euskararen eskutik abertzaletu zen betiereko militantea

El PP amenaza con el exterminio político a EH Bildu y sin tener turno de palabra

El exalcalde de Hondarribia fichó por una empresa ligada a Zaldunborda
