Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Corre como una chica»

No es fácil llegar a ser una amazona campeona

Con la ópera prima como directora de la actriz Rachel Griffiths hubo una polémica en Australia, relacionada con el conflicto de intereses entre feminismo y otras causas sociales, que es lo que pasa por ejemplo cuando una mujer reivindica su derecho a hacer la carrera militar, haciendo prevalecer la necesidad de recuperar para su sexo espacios reservados a los hombres. Como siempre no se puede contentar a todo el mundo, grupos animalistas se personaron en el estreno para protestar contra la explotación de los caballos en el negocio de las carreras, anteponiendo dicha denuncia al verdadero mensaje de la película, consistente en mostrar a la amazona Michelle Payne, la primera mujer de la historia en ganar la prestigiosa competición hípica de la Copa Melbourne, como una figura ejemplarizante en la superación de las barreras sexistas en cualquier ámbito profesional, cultural o deportivo que se tercie.

La debutante Rachel Griffiths ha hecho un biopic más que correcto, con las escenas de competición en los hipódromos magníficamente filmadas, y en lo tocante al melodrama familiar ha sabido integrar su alegato feminista dentro de los convencionalismos costumbristas. La heroína de “Ride Like a Girl” (2019) lo tiene todo en contra desde niña, y aún así se endurece para ir venciendo cada obstáculo que la vida la va poniendo en su camino. No es fácil ejercer de mujer independiente en el seno de una familia numerosa y de convicciones religiosas, frente a tanto hermano. De ella se espera que contribuya a seguir con la estirpe, casándose y teniendo más descendencia.

Teresa Palmer convence interpretando a una chica mucho más joven que ella, a fuerza de tesón y carácter, hasta convencer al padre granjero y criador ecuestre que encarna el veterano Sam Neill, junto al verdadero Stevie Payne, un hermano de Michelle con síndrome de Down, que hace de sí mismo.