Iñaki IRIONDO
ELECCIONES AUTONÓMICAS DEL 12 DE JULIO

Unas elecciones trascendentales, en condiciones inéditas y de excepción

El Parlamento que dé lugar al Gobierno que tenga que determinar la respuesta a la mayor crisis sanitaria, económica y social de las últimas décadas se elegirá hoy en condiciones inéditas y excepcionales, sin saber los efectos que la propia pandemia y los miedos que arrastra pueden tener en la participación e incluso en la voluntad del electorado.

De nueve de la mañana a ocho de la tarde permanecerán abiertos los colegios electorales para la votación más extraña de la historia en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Habrá mesas en exteriores para que corra el aire, gel hidroalcohólico para lavarse las manos antes y después, colas con distancia de seguridad y, todas y todos, con la nariz tapada, y la boca, con mascarillas. A los votantes se les recibirá con guantes, no se tocará su DNI y se les podrá pedir que se destapen cuando solo con la vista de los ojos no se pueda garantizar su identidad. Y todo eso en un domingo de julio, mes en el que nunca se han convocado elecciones y por algo será.

El factor de la participación

En estas condiciones, lo primero a tener en cuenta va a ser la participación. La mayoría de las encuestas vaticinan que la afluencia a las urnas será similar a la de los comicios autonómicos de 2016, que se situó en torno al 60%. Pero algunos de quienes analizan la letra pequeña de esos sondeos le restan 5 o 6 puntos, lo que situaría la participación en un 54% o 55%. Al parecer, a los encuestados les gusta quedar bien y decir que van a participar en «la fiesta de la democracia» para no aparecer como excluidos.

Resulta difícil pensar que en medio de una pandemia, tras el golpe que el covid-19 ha dado en la CAV, anunciándose ya varios rebrotes, con gente que pese a ello se ha marchado ya de vacaciones, y con otras personas que optarán por pasar el fin de semana al fresco, la participación pueda ser tan normalizada, tan parecida a convocatorias autonómicas anteriores. De hecho, los llamamientos más intensos que en ocasiones anteriores que varios candidatos están haciendo urgiendo a acudir a las urnas, invitan a pensar que en las sedes de los partidos también se desconfía de los sondeos.

Quizá el voto por correo, que ha batido récords (salvo en Araba, con respecto al 28 de abril de 2019) acercándose a los 120.000 envíos, puede ayudar a rebajar la abstención, pero habrá que verlo.

Nadie se atreve a decir a quién perjudica y a quién favorece una mayor abstención. Unos recuerdan que PNV y EH Bildu son quienes en los sondeos muestran una mayor fidelidad de voto. Otros se fijan en las franjas de edad y, entendiendo que los más mayores pueden ser los más temerosos, apuntan a que las papeletas preferidas por los jubilados y jubiladas acabarán siendo las más afectados por un incremento de la abstención.

El derecho a voto en Ordizia y alrededores

Uno de los focos de atención de la jornada va a estar, sin duda, en Ordizia y sus alrededores, donde en la última semana se ha declarado un importante foco de contagio del covid-19, lo que ha dado lugar a que decenas de personas estén confinadas en sus casas y con el ejercicio de su derecho al voto cercenado.

Aunque cualquier conculcación de derechos es injusta e importante para quien la padece, lo cierto es que no parece que esos votos de Goierri y Tolosaldea puedan ser determinantes para el resultado final, aunque nunca se sabe; sin embargo, nos hablan de la imprevisión de quienes desde el Gobierno de Lakua se obcecaron en una convocatoria electoral, sin contemplar las múltiples variables a las que podría dar lugar esta crisis. No solo ésta de los confinados, sino otras como el voto del exterior, que se ha visto cortocircuitado por la suspensión del correo internacional. La Junta Electoral Central ya riñó a las autoridades autonómicas por no haber previsto estos problemas cuando se decidió hacer una convocatoria en medio de una pandemia que se sabía que iba para largo.

¿Qué mayoría?

El recuento de votos va a ser en esta ocasión más trabajoso que en elecciones anteriores, porque deberá hacerse con guantes, mascarillas especiales y guardando las distancias de seguridad. Pero sobre las 22.30 se espera tener ya unos resultados más o menos fiables.

Nadie duda de la victoria del PNV y de Iñigo Urkullu. Tampoco de su preferencia por pactar con el PSE. Habrá que ver si le dan los números.

Sin embargo, no hay que olvidar que la mayoría absoluta segura es la de PNV y EH Bildu, que cuando se preguntaba por ella en las encuestas solía ser la más elegida. Pero está muy claro que ni Iñigo Urkullu ni Sabin Etxea están por esa labor.

En todo caso, como una legislatura puede ser muy larga y esta dependerá mucho de las ondas sísmicas que puedan llegar eventualmente desde Madrid, conviene no perder de vista las sumas que puedan alcanzar PNV y PP+Cs o incluso PNV y Elkarrekin Podemos. No para ahora, pero con el ojo puesto en el horizonte...

El último escaño en Araba

El sistema electoral puesto en marcha en 1979 otorga 25 escaños a cada territorio, con independencia de su población, lo que provoca que cada parlamentario se alcance en Araba con menos votos, un aliciente para que pequeños partidos puedan optar a tener un representante con unos 6.000 votos.

La última encuesta EiTB Focus abrió la posibilidad de que Vox pueda obtener un parlamentario por Araba y lo puso además en disputa con PNV. Algunos sociólogos han visto mucha cocina en ese resultado, ya que no se puede olvidar que la empresa que realiza estos sondeos, Gizaker, está dirigida por Jon Urresti, presidente de la Fundación Vital y miembro de la Asamblea Nacional del PNV.

Otra encuesta, la de Ikerfield para Vocento, contempla que es el sexto escaño de EH Bildu en Araba el que podría estar en disputa. Llamativamente, el PP ha lanzado una intensa campaña en este territorio, a través de las redes sociales, pidiendo el voto en competencia con la formación de la izquierda soberanista. En las dos últimas ocasiones, el 28 de abril y el 10 de noviembre, la disputa se solventó con el exilio de Javier Maroto en Sotosalbos, primero, y la vuelta de Mari Mar Blanco a Madrid pero sin escaño, después.

La posibilidad de que Vox obtenga un escaño en el territorio podría ser factible si el partido ultraderechista repitiera los resultados de las elecciones a Cortes. En circunstancias normales, el electorado unionista suele participar menos en los comicios autonómicos, pero los votantes de Santiago Abascal tienen un factor outsider que puede dar sorpresas.

José Ramón Becerra, candidato de Equo, recuerda que en 2012 su partido se quedó a unos pocos cientos de papeletas de obtener escaño. En 2016 se sumaron a Elkarrekin Podemos, pero para esta ocasión la formación de Pablo Iglesias les ha dado la patada, porque la sigla, en el ámbito estatal, se había sumado a Más País de Iñigo Errejón. Becerra ha recibido buenas críticas tras su paso por los dos debates de ETB, al contrario que Miren Gorrotxategi, y confía en que eso pueda darle el impulso necesario para sobreponerse a las encuestas, que le niegan cualquier representación.

El último escaño en Bizkaia

Del último escaño de Bizkaia se habla mucho menos que del alavés, aunque hay que recordar que en 2016 resultó determinante. La noche electoral nos acostamos con 29 parlamentarios del PNV y mayoría absoluta junto al PSE. Pero la revisión de las alegaciones de EH Bildu presentadas sobre varias mesas hizo que el último resto pasara de los jeltzales a los independentistas condicionando todo la legislatura posterior.

También en esta ocasión el último escaño, según la encuesta de Ikerfield, se encuentra entre el PNV y EH Bildu, con unos cientos de votos en favor de los jeltzales.

¿Alternativas de gobierno sin el PNV?

De momento no se contempla una alternativa de gobierno sin el PNV, no porque no exista la posibilidad numérica, sino porque no se dan las condiciones políticas, por el momento. Casi todas las encuestas muestran que sería factible una mayoría absoluta entre EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos, pero Idoia Mendia –cuyo candidato a lehendakari, a fin de cuentas, no es otro que Iñigo Urkullu– ha dejado claro que detesta esa posibilidad. Pero, a futuro, como dijo Maddalen Iriarte entrevistada en este diario, «me gustaría saber qué diría si llegara el momento de que la única posibilidad de mantenerse en el poder fuera EH Bildu».

¿Alternativa de gobierno sin el PNV? Quizá esa vía todavía lejana pueda empezar a asfaltarse con los resultados de hoy.